Friday, August 12, 2005

OCDS Congreso Internacional - San Juan de los Lagos, Jalisco, México - 1 - 7 de septiembre de 2000

Crónica del Congreso

Como secuencia del Primer Congreso Internacional de la Orden Seglar del Carmelo Teresiano, sostenida en la ciudad de Roma el año 1996, se procedió a preparar con entusiasmo un segundo Congreso, esta vez con sede en San Juan de los Lagos, México.

31 de Agosto :
Llegada al Aeropuerto de Guadalajara: Recepción en el Hotel ̈Casa Grandë de las 8 a las 15 hrs.
Entrega de materiales.
Traslado a la Casa de Pastoral.
Distribución de cuartos y entrega de llaves.
Acomodo en los cuartos.
Indicaciones Generales.
19:30 CENA

Bienvenida.
Después de una minuciosa preparación del Congreso, los coordinadores generales de la Orden Seglar del Carmelo Teresiano se trasladaron de Roma a Guadalajara, México el fin de recibir y acoger en México a los miembros de la Orden Seglar procedentes de veintiséis países del mundo.

La recepción e inscripciones tuvieron lugar en el Hotel “Casa Grande” ubicado en el aeropuerto de Guadalajara. Una vez inscritos, los participantes fuimos trasladados en autobuses especiales a la Casa de Pastoral Diocesana Juan Pablo II, ubicada a sólo 4 kilómetros de San Juan de los Lagos, ciudad donde se encuentra el santuario mariano mexicano segundo en importancia, enseguida de la Villa de Nuestra Señora de Guadalupe.

A su llegada al Centro de Pastoral, los carmelitas laicos fuimos recibidos e instalados en la casa por los integrantes del Consejo Nacional mexicano de la Orden Seglar y colaboradores de la misma Orden.

Ese mismo día, una vez instalados, pasamos a compartir la cena de bienvenida, inicio de la fraternal convivencia que habría de perdurar durante el Congreso. Como la melodía de una sinfonía, se escuchaba la participación de múltiples instrumentos en la diversidad de idiomas. unidos en el concierto eclesial carmelitano por un mismo Director, el Espíritu Santo El tono de la cena fue de alegría; para unos, despertada por la felicidad del reencuentro con los hermanos; para otros, por el encanto que acompaña al descubrimiento de nuevas caras, vidas y experiencias. Algunas caras provenientes de lugares lejanos, frecuentemente desconocidos, otras, de países más cercanos o de la misma nación. El ambiente reflejaba el Espíritu de la Iglesia en su unidad en la diversidad de lenguas razas y naciones. Esta asombrosa diversidad, de personas unidas por un mismo nombre de familia, Orden Seglar del Carmelo Teresiano, bajo el cuidado de una misma Madre, Nuestra Señora del Carmen, con un mismo carisma y misión para trabajar en la Viña, todos unidos en el amor de un mismo Señor y hermano: Jesucristo.

01 de Septiembre

INAUGURACIÓN DEL CONGRESO.

Al día siguiente, primero de Septiembre del año dos mil, año jubilar, bajo el lema Una misma Orden con un mismo Carisma nos reunimos a las nueve de la mañana en el auditorio de la casa de Pastoral donde tendría lugar la inauguración. En la mesa directiva el Padre Flavio Caloi, O.C.D. Vicario General de la Orden del Carmelo Teresiano. El Padre Vicario dió por inaugurado el II Congreso Internacional de la Orden Seglar del Carmelo Teresiano en ausencia del P. General Camilo Maccise, en la Casa de Pastoral de San Juan de los Lagos. Enseguida, el Padre Nicolás García Rodríguez, O.C.D., Provincial de la Provincia de San Alberto en México, también en ausencia del Padre General y delegado por él, leyó la acogedora carta de bienvenida dirigida a nosotros, los participantes del Congreso por el Padre General. Además de la carta, el Padre Nicolás expuso para la audiencia, ansiosa de escuchar las palabras siempre alentadoras del P. Camilo, la ponencia preparada por él para esta ocasión.

Las palabras del documento, la visión amplia y trascendente de nuestro líder aunados a su confianza en nuestro renovado esfuerzo, encendieron en nosotros la inquietud de continuar navegando en la misma barca, con esperanza creativa y responsable, en colaboración con los otros estilos de vida del Carmelo Teresiano en el agitado mar del mundo. Nuestra misión, nos quedó clara, iluminada en la exposición por los documentos del Concilio Vaticano II, especialmente por la Christifidelis Laici. Nuestro ánimo quedó avivado para iniciar los trabajos orientados a la actualización de la regla de Vida y Estatutos de la Orden Seglar con fidelidad al carisma y creatividad ante los retos y exigencias de nuestro tiempo; tiempo de transición y cambios acelerados en todo el orbe.
También señaló la importancia de una fidelidad creativa con una nueva mentalidad de Iglesia que permita la colaboración entre sacerdotes y laicos la concretización de proyectos, para la actualización del carisma.

En resumen, para lograr la transformación que el mundo exige al Carmelo Teresiano seglar el P. General indicó que se necesitan laicos bien formados, capaces de ser cristianos con capacidad de discernir, determinación para concretizar las obras, visión para proyectar el carisma en todos los ámbitos de la Iglesia y del mundo en respuesta a un llamado universal de Cristo a la Santidad.

Precisando más sobre las tareas especificas del Carmelita Seglar sus actitudes, capacidades y obras, frutos de una sólida formación, insistió al igual que el P. Camilo en la importancia de comprometerse responsablemente a formarse como Carmelitas, bajo el carisma de la Orden, Don del Espíritu para la Iglesia Indicó asimismo que este carisma se cristaliza en el seguimiento de las normas y constituciones de la Orden.

Estas últimas son pautas para vivir la esencia de carisma plasmado en las siguientes líneas.

La configuración con Cristo.
1. La unión con Dios en el apostolado y la oración.
2. El vivir en creciente amistad con Dios ayudados por la palabra y la oración personal y litúrgica.
3. El penetrar la vida de celo apostólico y caridad .
4. El hacer vida el carisma con perspectiva teologal.

Finalmente señaló como estos elementos son posibles gracias a la formación integral, que permite al Carmelita ser apóstol de la Iglesia, responder a los desafíos del mundo para transformarlo, impregnando a éste último de valores cristianos iluminados por lo Teresiano- San juanista.

En seguida de un breve descanso los participantes nos dividimos en ocho grupos para responder a las preguntas asignadas por el P. Camilo. Cada grupo nombró una coordinadora y una secretaría, la primera para supervisar la participación y el orden, la secretaria para recabar las aportaciones de cada uno de los participantes para más adelante hacer una síntesis de todas las respuestas. A su vez cada una de éstas síntesis fue presentada en un plenario.

Por la tarde del primero de Septiembre en seguida de la comida, presentó en Italiano su ponencia el P. Atillio Ghisleri O.C.D. bajo el título La formación para un nuevo Milenio. La presentación del P. Ghisleri fue interesante, actualizada y de suma importancia para nosotros, laicos carmelitas, frente al tercer milenio.

Si la conferencia de la mañana del P. Camilo nos motivo nos entusiasmo al clarificar nuestro papel, nuestra responsabilidad y nuestra importancia dentro de la Orden - la conferencia del P. Atillio, última del primero de Septiembre añadió pautas concretas para seguir el camino, para dar respuesta como cristianos y carmelitas en todos los campos del ser y quehacer de los hombres.

Después de un descanso procedimos como de costumbre a reunirnos nuevamente en grupos para responder a las preguntas asignadas por el P. Atillio.

Más tarde nos reunimos por grupos en idiomas para rezar vísperas y orar.

El día terminó con una cena en la que pudimos compartir las experiencias del día.


02 de Septiembre

Al día siguiente, 2 de Septiembre, después de Laudes, la Eucaristía y un delicioso desayuno tuvimos la oportunidad de escuchar a Teresa Ee Chooi- (añadir datos curriculares). Su exposición bajo el título El Seglar como agente de la Iglesia y de la Orden en el mundo nos abrió varias ventanas. A través de una de ellas nos permitió ver, en primer lugar, nuestro compromiso como Seglares en la Iglesia, al abrir una segunda, nos facilitó trasladar nuestra mirada a dos puntos : el apostolado y la oración como medios para ejercer nuestra misión de acuerdo a la Christifideles Laici y nuestra responsabilidad específica como laicos de evangelizar en aquellos lugares, culturas, sociedades, y lugares de trabajo dónde sólo nosotros podemos llegar. Por una tercer ventana despertó nuestras inquietudes ante lo vasto del mundo, sus condiciones actuales y el compromiso de cada uno para colaborar, en cuanto le sea posible, en todas las areas de apostolado Eclesial.

Más conscientes de nuestro papel de laicos en la Orden y en la Iglesia así como de nuestro compromiso de formarnos como Carmelitas para ser testigos fieles de Cristo con el carisma del Carmelo Teresiano, pasamos a formar nuestros grupos con el fin de analizar nuestras realidades y elaborar propuestas.

El siguiente tema lo presento Marie Claire Icery (añadir datos cirriculares) bajo el título El Seglar como agente de la Iglesia y de la Orden en el mundo. Marie Claire nos presento el panorama de la Orden en su dimensión misionera bajo dos aspectos: el trabajo actual de los Carmelitas en diferentes tierras de misión y las apremiantes necesidades de evangelización Ad Gentes.

Como planeado, pasamos a nuestros grupos para discutir el tema, responder a las preguntas y sugerir propuestas.

En este tema sobresalieron los siguientes puntos: el variado terreno misionero del Carmelo Teresiano y el vasto espacio por cubrir en esa Viña donde abundan las necesidades de hombres y mujeres, frente a las cuales el Carmelita Seglar es llamado a dar respuestas.
Señaló asimismo que el Carmelita es primeramente Cristiano y, como tal, es parte de una comunidad: la Iglesia, en cuyos documentos sobre el apostolado Laical y concretamente sobre el apostolado de los laicos nos ofrece los criterios, nos plantea las obligaciones y nos invita a extender la Evangelización a todos los pueblos.

Finalmente vimos que es parte esencial de la vocación del Carmelita el ser misionero no únicamente en casa, sino también Ad Gentes.

03 de Septiembre: Visita a la Ciudad de Guadalajara

El domingo 3 de Septiembre fue día de descanso. El comité organizador ya tenia previsto llevarnos a la vecina ciudad de Guadalajara en autobuses especiales. Después de la Eucarístia y el desayuno los que quisieron emprendieron la visita a Guadalajara y al pueblito de Tlatepaque donde pasaron el día. Otros permanecimos en la casa Patoral para adelantar los trabajos. El paseo terminó a las 6:00 p.m. y el día con la cena en la que compartimos en fraternal convivencia las aventuras del paseo. En la cena tuvimos la alegría de ser acompañados por nuestro Padre General, Camilo Maccise quien, aunque delicado de salud, quiso acompañarnos veinticuatro horas. Su breve estancia fue muy enriquecedora y su presencia, a pesar de las dificultades, fue motivo de afectuosa acogida por todos y cada uno de los participantes.

04 de Septiembre

El Lunes 4 de Septiembre el Padre Aloysius Deeney, Delegado General de la Orden Seglar, nos ofreció un extenso panorama del Carisma de la Orden, en su exposición titulada ̈Las propuestas para una revisión de los Estatutos de la Orden Seglar̈ . En breve nos dijo que éste consistia en buscar el rostro de Dios en la oración para transmitirlo al mundo en el servicio y en el apostolado. Además nos guió a profundizar en nuestro compromiso al plantiarnos dos preguntas: ¿Por qué quieres ser Carmelita? ¿Por qué quiere Dios que seas Carmelita?

Con las preguntas anteriores fuimos llevados a analizar nuestra identidad como Carmelitas Seglares. La mayoría descubrimos desconocer o no tener clara esta identidad como fundamento de nuestra vida dentro de la Orden.

El P. Deeney amplió la importancia de nuestro compromiso eclesial, al que habían aludido anteriormente los expositores subrayando que nuestro carisma responde a las necesidades de la Iglesia y a la construcción de la humanidad. Un carisma que, plasmado en los documentos legislativos de la Orden Seglar lejos de ser un pasatiempo es un compromiso serio que requiere, para su cumplimiento, laicos bien formados y comprometidos.

En seguida pasamos como de costumbre al período de discusión y vaciado de propuestas en grupos. El mismo día presidió nuevamente la mesa el Padre Camilo Maccise, General de la Orden. En ese espacio de aproximadamente una hora, la sesión estuvo abierta a preguntas y respuestas, las primeras de la audiencia para ser contestadas por el Padre General.
La intervención anterior nos permitió aclarar dudas e indudablemente contribuyó a plantearnos nuevos caminos para la reestructuración y dinamización de la Orden frente al tercer milenio.

Cerramos el día con la cena precedida por vísperas en seguida de la discusión en grupos.


05 de Septiembre

El día cinco fue destinado a trabajar en los grupos, para terminar las respuestas y afinar las propuestas. En la noche, después de la cena tuvimos una agradable charla por el P. Giovanni Strina. El y la Sra. nos hablaron acerca del P. Jesús María O.C.D. Nos contó su historia, su enorme contribución a la música y a la orden, su relación con Teresita de Lisieux como maestro y transmisor de la enseñanza de Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. Fue sumamente interesante ya que se nos dió a conocer la magnitud de la obra del P. Jesús María, desconocida para la mayoría de nosotros.

06 de Septiembre

El último día fue de plenario, una por una, los secretarios fuimos presentando la síntesis de las propuestas de nuestros respectivos grupos.

Al finalizar cada grupo nombró una representante para la comisión internacional. La tarea de la comisión será estudiar, traducir y colaborar en los trabajos posteriores al congreso durante un y medio año.

Por la noche tuvimos dos horas de música Mexicana amenizada por un grupo de mariachis provenientes de la vecina ciudad de San Juan de los Lagos, acompañada de música como cierre de aquella sinfonía iniciada el día de la bienvenida. El día se cerro con una deliciosa cena de gala mexicana.

07 de Septiembre

El día siete, después del desayuno fué la despedida de la mesa presidencial y las nuestras de gratitud para aquellas que con su ayuda y participación contribuyeron al exito del Segundo Congreso Internacional de la Orden seglar, del Carmelo Teresiano.

SALUDO DE APERTURA - P. Flavio Caloi, OCD

En nombre del Padre General y de toda la Orden un cordial saludo y un gozoso: ¡Bienvenidos!

Me ha sorprendido gratamente el título de este congreso: “Una sola Orden con el mismo carisma”. Y me ha hecho reflexionar.

No hay una primera, una segunda y una tercera Orden. Sino que hay una sola FAMILIA que tiene en común el mismo espíritu Teresiano. Esta única Orden da a las Monjas, Frailes y Laicos, un regalo que es al mismo tiempo comunión con Dios, fraternidad y misión. Vivimos todos del mismo carisma en contextos vitales diferentes, para llevar al mundo una espiritualidad que continúa ofreciendo Santos a la Iglesia y al mundo.

En la Orden OCD, el Carmelo Seglar es más que un grupo cristiano o una asociación católica o un movimiento eclesial, o un instituto agregado, realidad es que pueden hacer referencia a varios aspectos del Carmelo Teresiano: El Carmelo Seglar es una de los tres componentes de la Orden. Junto con las Monjas y los Frailes, el O.C.D.S. constituye lo que nosotros reconocemos como la Orden del Carmelo Teresiano. A cada uno de nosotros vaya, hermanas y hermanos el deseo de que estas jornadas sean fundamentales para vivir una fidelidad creativa en el descubrimiento del don de Dios para compartirlo después con quienes encontraremos en nuestro camino. ¡Buen trabajo! Con la Virgen del Carmen y nuestros santos gozo y salud a todos vosotros.

Saludo Inicial - P. Aloysius

Queridos Hermanos Y Hermanas Carmelitas.

Bienvenidos a este Segundo Congreso Internacional de la Orden Seglar de Nuestra Señora del Monte Carmelo y Santa Teresa de Jesús. Ha sido una gran tarea organizar este evento. Con una sincera gratitud de mi parte, deseo reconocer las horas de tiempo, esfuerzo y energía que la Secretaria General de la Orden Seglar, Irma Estrada Franco, ha dedicado para organizar este Congreso. Deseo también agradecer al principio, la espléndida colaboración de la Orden Seglar de México.

¿Por qué estamos aquí? Quisiera afirmar que no estamos aquí solamente con la finalidad de tener una reunión para lograr conocer otros miembros de la orden Seglar. La reunión y el mutuo conocimiento sirven para una finalidad, la finalidad es reflexionar juntos y responsablemente sobre los planes de dios para atraernos al Carmelo y también para expresar este propósito y nuestra respuesta a esta finalidad en la legislación que gobierna nuestra vocación. Nosotros somos una sola familia con un único carisma. Y cada uno de nosotros vive ese carisma en nuestro propio lugar y con nuestro propio estilo de vida.

Este es el plan del Congreso: Diferentes conferenciantes presentaran varios temas que tocan nuestra espiritualidad y su aplicación a nuestros tiempos y lugares. Se os entregaran diversas preguntas para reflexionar y discutir. Los diferentes grupos lingüísticos responderán como grupo a esas preguntas. En la preparación del Congreso, pedí a los participantes del Congreso familiarizarse con dos documentos sobre todo, Apostolicam Actuositatem y Christifideles Laici. Envía también a través de los Provinciales y Delegados Provinciales un tipo de cuestionario para que lo discutieran las comunidades y también a los consejos Nacionales y Provinciales para que lo reflexionaran, de modo que los participantes del Congreso supieran los pensamientos y las ideas de los miembros. Deseo agradecer a los Consejos Provinciales por la labor realizada. Se ha hecho un trabajo verdaderamente sustancial al coordinar las respuestas de las comunidades individuales con este cuestionario.

Todo el trabajo hecho sobre este cuestionario, más todas las discusiones y conclusiones que se tendrán aquí, formarán la base para la revisión de la actual regla de vida. Al final del Congreso el jueves por la mañana, 7 de septiembre, se os pedirá designar un Comité Internacional de miembros de la Orden Seglar que harán el trabajo de revisar la regla de vida. La base para esta revisión serán las conclusiones del Congreso de 1996, las respuestas enviadas para la preparación de este Congreso y las conclusiones de este Congreso. Una vez que se designe ese Comité en coordinación con el Secretariado General y con los expertos Canónicos nombrados por Nuestro Padre General, se hará el trabajo. Una vez que se complete, el resultado se enviará a todas las jurisdicciones de la Orden Seglar para observaciones y comentarios. Después de recibir las observaciones y comentarios y hacer los oportunos ajustes, se presentará el documento a la Santa Sede para su aprobación.


La estructura básica de la nueva regla de vida sería la siguiente:
a. Regla de San Alberto
b. Vocación de los Laicos en la Iglesia y en la Orden
c. El Carisma Teresiano como vivido como es vivido por los miembros Laycos de la Orden.
d. Discernimiento y formación inicial.
e. Apostolado y formación permanente
f. Gobierno y estructura
g. Estatutos locales

LA CONTRIBUCION DE LA ORDEN SEGLAR A LA IGLESIA CORRESPONSABILIDAD Y COLABORACION - Fr. Camilo Maccise, OCD

Contemplando esta asamblea no puedo menos que pensar en el misterio de la Iglesia, Pueblo de Dios peregrino por el mundo. Estamos aquí, en efecto, laicos, religiosos, sacerdotes, mujeres, hombres procedentes de diversas razas, hablando diferentes lenguas, expresando una rica variedad de culturas. Nos une la fe común en el Señor resucitado, cuya presencia en el corazón del mundo debemos testimoniar. Al mismo tiempo, nos une el carisma carmelitano-teresiano, don del Espíritu para servicio de la Iglesia y del mundo. Vosotros, miembros del Carmelo Seglar, formáis parte de la Orden del Carmelo de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.

La celebración de este Segundo Congreso Internacional del Carmelo Seglar quiere ser un paso adelante en la toma de conciencia de vuestra identidad laical y carmelitana. En efecto, como lo anotaba ya el documento postsinodal Christifideles laici hace 13 años, el Espíritu ha suscitado nuevas energías de santidad y de participación en muchos fieles laicos. Se va teniendo un nuevo estilo de colaboración entre sacerdotes, religiosos y laicos; florecen grupos, asociaciones y movimientos de espiritualidad y de compromiso laical. Se busca una participación más amplia y activa de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Se trata ahora de encontrar caminos concretos para hacer realidad toda la reflexión teórica sobre la dignidad y misión del laico.

El tema que me han pedido desarrollar: La contribución de la Orden Seglar a la Iglesia. Corresponsabilidad y colaboración tiene una dimensión de pasado y una dimensión de presente y futuro. Esas tres dimensiones dan lugar a las tres partes en las que divido mi exposición.


I LA CORRESPONSABILIDAD Y COLABORACION DE LA ORDEN SEGLAR A LA IGLESIA EN EL PASADO

El Carmelo seglar en el pasado vivió su servicio de colaboración y corresponsabilidad condicionado por la situación del laico en la Iglesia. Esta, a su vez, dependía de un modelo de Iglesia excesivamente jerarquizado en el que los laicos eran miembros de segunda clase. A ellos se les pedía una actitud más bien receptiva y pasiva con relación a la autoridad en la Iglesia. Esto unido a la escasa formación catequética, teológica y bíblica, hacía de los laicos personas incapaces de prestar una colaboración amplia y eficaz en el campo de la evangelización.

Dentro de las Ordenes religiosas, las llamadas Ordenes Terceras, si bien formaban parte del Instituto religioso, lo eran sin una clara identidad laical. Se les pedía prácticamente ser "religiosos/as en el mundo". La corresponsabilidad y la colaboración se reducían a ámbitos muy secundarios que, en general, no se relacionaban con el carisma y con la espiritualidad de la Orden religiosa. Más bien se orientaban a aspectos muy secundarios y de carácter práctico organizativo de actividades, iniciativas, servicios en conexión con la celebración de festividades religiosas y devociones privadas como la del Escapulario.

Como consecuencia de la situación del laico en la Iglesia, por una parte y de la falta de una fuerte identidad carismático-espiritual por otra, la Orden Seglar no podía asumir ciertamente una colaboración y una corresponsabilidad en niveles pastorales, en la toma de decisiones, en la promoción de la vida cristiana en la Iglesia. Faltaba también, con algunas excepciones, una adecuada formación en el campo de la espiritualidad del Carmelo. Esto reducía las posibilidades reales de una contribución peculiar a la Iglesia a partir del carisma carmelitano. Ciertamente, el hecho de participar en los actos litúrgicos, la recitación del Oficio Parvo, el cumplimiento de algunos ejercicios ascéticos (abstinencia), y la práctica de algunas devociones eran un modo de colaborar en la misión de la Iglesia a través de la oración, fuente de todo servicio evangelizador. Igualmente el testimonio de vida cristiana era una forma de evangelizar a los demás.

Si del plano personal pasamos al plano comunitario del Carmelo Seglar nos encontramos con una ausencia de un servicio cualificado en el campo de la pastoral. Ella estaba confiada casi exclusivamente a los sacerdotes y religiosos/as, tanto en el campo eclesial como en el del Carmelo. El Carmelo Seglar ayudaba en lo referente a estructuras organizativas o materiales. Se estaba todavía lejos de aquello que indicaba Christifideles laici al afirmar que las imágenes evangélicas de la sal, la luz y el fermento que se refieren a todos los discípulos de Cristo se aplican más específicamente a los fieles laicos porque hablan de su inserción plena y profunda en el mundo y en la comunidad humana para la difusión del evangelio.Aunque en teoría se afirmaba que no sólo los Pastores instituidos por Cristo podían y debían asumir por sí solos toda la misión salvífica de la Iglesia en el mundo, en la vida concreta no se reconocían los servicios y carismas de los laicos ni, por consiguiente, su colaboración activa en el campo de la evangelización.

El redescubrimiento de la Iglesia como Pueblo de Dios, realizado en el Concilio Vaticano II, marcó el principio de una nueva época para el cristiano laico. Se reconoció su dignidad y su misión que hunde sus raíces en su incorporación a Cristo por el bautismo, que lo integra en el Pueblo de Dios y lo hace partícipe, a su modo, "de la función sacerdotal, profética y real de Cristo", para ejercer en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que él le corresponde. El laico es invitado a asociarse al trabajo de la jerarquía ya que participa en la misión salvífica de la Iglesia.

En el Vaticano II se comienza a hablar de colaboración y corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia. Se subraya que están llamados a "hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos ... Así, pues, incumbe a todos los laicos la preclara empresa de colaborar para que el divino designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos y de todas las partes de la tierra. Por consiguiente, ábraseles por doquier el camino para que, conforme a sus posibilidades y según las necesidades de los tiempos, también ellos participen celosamente en la obra salvífica de la Iglesia".

Los Pastores de la Iglesia son invitados a promover la dignidad y responsabilidad de los laicos en la Iglesia; a darles libertad y oportunidad para actuar; a animarlos a emprender obras por propia iniciativa. Los laicos, por su parte, tienen el deber de "exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia ... así se robustece en los laicos el sentido de la propia responsabilidad ..." .

La Exhortación postsinodal Christifideles laici puso de relieve algunos campos específicos en los cuales se ejercita la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia-misión: promoción de la dignidad de la persona, defensa de la vida y de la libertad religiosa, la familia como primer espacio de compromiso social, el testimonio de una caridad manifestada en la solidaridad, poner a la persona humana en el centro de la vida económico-social y evangelizar la cultura y las culturas. También habló de formas personales y agregadas de participación en la vida y en el apostolado de la Iglesia. El Carmelo Seglar sería una de esas formas asociativas de participación.

Finalmente, el mismo documento postsinodal invita a los laicos a descubrir su propia vocación y misión y habla de la necesidad de darles una formación integral para que vivan en unidad su vocación humana y cristiana. Para ir logrando esa síntesis vital se requiere, ante todo, una formación espiritual y doctrinal que los capacite para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo y de su ambiente socio-cultural desde la perspectiva de la fe cristiana y del anuncio del evangelio.

Estos cambios y estas nuevas exigencias de la Iglesia en relación a los laicos cuestionaron profundamente las estructuras y los enfoques de las Ordenes Seglares de los Institutos religiosos. Restando firme su pertenencia jurídica a las Ordenes religiosas respectivas, aparecieron nuevos retos y ricas perspectivas para el presente y el futuro.


I LA CORRESPONSABILIDAD Y LA COLABORACION DE LA ORDEN SEGLAR A LA IGLESIA EN EL PRESENTE

Después de haber colocado como telón de fondo de nuestra reflexión una breve visión panorámica del pasado lejano y cercano sobre el concepto y la situación del laico en la Iglesia, podemos ahora hablar más en concreto del Carmelo Seglar y de qué es lo que espera de él la Iglesia en el campo de la corresponsabilidad y la colaboración en su misión evangelizadora.

El Documento postsinodal sobre la vida consagrada, hablando de la comunión y colaboración de los laicos con los Institutos religiosos menciona explícitamente las llamadas Ordenes Terceras: "En continuidad con las experiencias históricas de las diversas Ordenes seculares o Terceras Ordenes, se puede decir que se ha comenzado un nuevo capítulo, .rico de esperanzas, en la historia de las relaciones entre las personas consagradas y el laicado".
El mismo documento se centra, sobre todo, en tres aspectos en los que los laicos participan - en el caso de las Ordenes seculares formando parte del Instituto - de la vida de los Institutos religiosos: carisma, espiritualidad y misión. Sólo a partir de estos tres aspectos podemos entender y orientar la corresponsabilidad y la colaboración que se pide a la Orden seglar en la Iglesia de hoy. Esto requiere una formación que tenga como objetivo fundamental el descubrimiento de su vocación laical y dentro del carisma y espiritualidad del Instituto para poder vivirla en el cumplimiento de una misión peculiar en corresponsabilidad y colaboración a la Iglesia.

El carisma es un don que da el Espíritu, gratuitamente para servicio de la Iglesia. Cada Orden o Congregación de vida consagrada tiene su propio carisma expresado en su Regla y en sus Constituciones. Del carisma surge un estilo o forma de vivir la vida cristiana y religiosa, es decir, una espiritualidad. Esta subraya algunos elementos de la vida cristiana y, a partir de ellos, vive lo que es fundamental: la vida en Cristo y según el Espíritu, que se acoge por la fe, se expresa en el amor y se vive en la esperanza. El carisma y la espiritualidad conducen al compromiso apostólico en todos los campos de la evangelización, pero capacitan y orientan más específicamente a uno de ellos. Es como si dieran una especialización experiencial y práctica para ofrecer un servicio cualificado a la Iglesia.

Creo importante recordar, a este propósito, cuáles son los elementos esenciales del carisma y de la espiritualidad del Carmelo Teresiano. A la luz de las Constituciones de los frailes podemos decir que sus elementos primordiales son los siguientes:

vivir en obsequio de Jesucristo, apoyándose en la imitación y el patrocinio de la santísima Virgen, cuya forma de vida constituye para el Carmelo un modelo de configuración a Cristo;
buscar la "misteriosa unión con Dios" por el camino de la contemplación y de la actividad apostólica indisolublemente hermanadas al servicio de la Iglesia;
dar una importancia particular a la oración que, alimentada con la escucha de la Palabra de Dios y la liturgia, pueda conducir al trato de amistad con Dios, no sólo cuando oramos, sino cuando vivimos. Nos comprometemos en esta vida de oración, que se ha de nutrir de la fe, la esperanza y sobre todo de la caridad para vivir en la presencia y el misterio del Dios vivo;
penetrar de celo apostólico la oración y la vida en un clima de fraternidad humana y cristiana;
vivir la abnegación evangélica desde una perspectiva teologal.


De este carisma y espiritualidad surge un tipo de servicio apostólico peculiar al que se debería dar prioridad tanto en la vida consagrada como en el Carmelo seglar: el apostolado o la pastoral de la espiritualidad. Abiertos a las necesidades de la Iglesia y a los desafíos del mundo de hoy, hay que dar el primer lugar a este servicio apostólico también en el Carmelo seglar. Esta sería la forma concreta de ofrecer, en la corresponsabilidad, una colaboración más eficaz a la Iglesia, a partir de su identidad carmelitano-teresiana.

Enfrentar como laicos carmelitas los desafíos del mundo de hoy

Los cambios en el mundo son rápidos y continuos. Hoy se dan en poco tiempo mutaciones que antes requerían siglos. Por otro lado estos cambios son universales a causa de la interdependencia científica, política, económica, cultural y técnica. Afectan en profundidad porque impactan todo el ser humano y su realidad personal. Algunas personas y grupos producen los cambios, otras los padecen, pero nadie queda excluido. Se puede hablar más que de cambios de un cambio de época caracterizado por la modernidad y la postmodernidad, por el subjetivismo y las ideologías en crisis. En particular se dan algunos fenómenos como la secularización, la liberación, la globalización y la nueva ética.

La secularización trae consigo una transformación de la relación del ser humano con la naturaleza, con los otros y con Dios. Es el fenómeno de la desacralización para afirmar la legítima autonomía de la persona, de la cultura y de la técnica. Esto origina algunos desequilibrios entre la autonomía del ser humano y la pérdida del sentido de la trascendencia que conduce al secularismo; entre los valores religiosos y los nuevos mitos e ídolos. Este fenómeno ofrece al carmelita seglar la posibilidad de vivir y testimoniar la presencia de Dios en el corazón del mundo; de ayudar a los demás a descubrir en las realidades terrenas la huella de Dios, como lo hicieron nuestros santos, pero, al mismo tiempo a abrirlos a la trascendencia de un Dios también presente en el más profundo centro de nuestro ser. Y esto lo puede realizar con el testimonio de su vida y con un empeño apostólico que puede revestir diversas formas.

Otro fenómeno que no puede ignorarse es el de la liberación. Personas, grupos, pueblos y culturas no quieren ser objetos en mano de aquellos que detentan el poder. Desean ser protagonistas en una situación de igualdad, responsabilidad, participación y comunión. Y esto se vive cuando surgen nuevas formas de opresión, marginación y explotación de los más débiles. La toma de conciencia de la dignidad de la persona humana impulsa a buscar caminos de realización de la misma a través del ejercicio de sus derechos fundamentales eficazmente reconocidos, tutelados y promovidos. En este campo hay que insertar también el movimiento feminista que busca dar a la mujer el espacio que le corresponde en la sociedad y en la Iglesia. Los miembros del Carmelo seglar están llamados a promover la defensa de la dignidad humana, proclamada por nuestros santos al contemplar la vocación del ser humano a la transformación en Dios. San Juan de la Cruz decía que "vale más un pensamiento del hombre que todo el mundo y, por tanto, sólo Dios es digno de él". También en la espiritualidad del Carmelo aparece el camino de la liberación interior, fuente de toda auténtica liberación.

Un elemento que caracteriza el momento actual es, sin duda, el de la globalización. El mundo vive hoy un proceso de unificación a causa de la creciente interdependencia en todos los ámbitos. La tierra es una “aldea global” con vínculos económicos, comerciales, políticos y militares. Los mass media y las comunicaciones han acercado las personas en un mundo lleno de informaciones, comunicaciones y encuentros. Es un proceso lleno de contradicciones. El poder económico se concentra en pocas manos y también la comunicación y la información. Existe un control de todo. Aparecen desequilibrios profundos entre países ricos y pobres y el fenómeno creciente de masas de pobres en los países ricos y de minorías ricas en los países pobres. Hay en la globalización diversas dimensiones: tecnológica, económica, política, cultural. Aspectos positivos en ella son la posibilidad de una gran interconexión mundial, el acceso a la información y la disminución de las distancias que puede mejorar la calidad de la vida humana. Hay sin embargo, aspectos negativos: la búsqueda desmedida de la ganancia económica que reduce la persona a consumidor, la creciente brecha entre ricos y pobres, la fractura de las culturas y de los modos de vida que la mundialización trata uniformar. Ante este desafío, el carmelita seglar está llamado a propugnar la globalización de la solidaridad como una exigencia del evangelio. El carisma carmelitano-teresiano pone el acento en la fraternidad: ser "pequeños colegios de Cristo", como el de los apóstoles y como la primitiva comunidad cristiana en la que los creyentes tenían "un corazón y un alma sola ... y no había entre ellos indigentes" (Hch 4, 32.34).

A la base de los cambios está la crisis de la ética del pasado y la búsqueda de una nueva ética al margen de las instituciones religiosas y que relega Dios y la religión al ámbito privado. Asistimos al desarrollo de la bioética con los grandes desafíos de la ingeniería genética que amenaza crear una humanidad estandarizada. A través de las manipulaciones sobre el genoma humano los científicos pretenden en ocasiones “jugar a ser Dios”. Se hace urgente una ética fundada en la dignidad de la persona humana creada por Dios, el único absoluto. Aquí también la experiencia y la doctrina de los santos del Carmelo traza caminos de compromiso en el testimonio y en el campo de las decisiones.

Sin embargo, no todo es negativo en este mundo en cambio. Se dan también tendencias positivas como la conciencia del valor de la persona y de sus derechos fundamentales, la búsqueda de una nueva armonía entre el ser humano y la naturaleza, la sensibilidad frente al problema de la vida, de la justicia y de la paz, la conciencia del valor de las propias culturas, la búsqueda de un nuevo orden económico internacional, el sentido creciente de la responsabilidad del ser humano frente al futuro, una mayor sensibilidad de las experiencias religiosas y místicas como medio para un proceso de liberación y de crecimiento personal, una nueva situación de la mujer en la sociedad. En todos estos ámbitos la espiritualidad del Carmelo tiene una palabra que decir: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Teresa de Lisieux, Isabel de la Trinidad, Edith Stein, Tito Brandsma y otros muchos iluminan y refuerzan con su experiencia y con sus enseñanzas estos signos de los tiempos.

La Iglesia pide al Carmelo seglar una colaboración y una corresponsabilidad que la ayude a "escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas". Para lograr todo esto son necesarios itinerarios prácticos y medios concretos que faciliten en la Orden seglar la corresponsabilidad y la colaboración a la Iglesia. Esto nos abre a las posibilidades del futuro.

I LA CORRESPONSABILIDAD Y LA COLABORACION DE LA ORDEN SEGLAR A LA IGLESIA EN EL FUTURO

La invitación de la Iglesia hecha a los religiosos/as a renovar con fidelidad creativa su carisma puede y debe aplicarse también a la Orden seglar. La fidelidad creativa implica un regreso a los orígenes para enfrentar dinámicamente los retos del momento presente. En este compromiso hay que trazar itinerarios prácticos y señalar medios que ayuden a hacer operativa la fidelidad creativa.

Itinerarios prácticos

En el esfuerzo por releer hoy la identidad y la misión del Carmelo seglar se deben recorrer sobre todo tres itinerarios: el de la espiritualidad, el de la formación y el de la fraternidad.

La espiritualidad es el primer aspecto que hay que tener presente en el proceso de fidelidad creativa para la Orden seglar. Sólo una experiencia espiritual puede dar autenticidad a la búsqueda de nuevas formas de vida y de presencia. Se trata de la espiritualidad cristiana en general y de la del Carmelo en particular. La fidelidad creativa tiene a la espiritualidad como punto de arranque. Ella es el elemento unificador.

Para vivir en fidelidad dinámica la renovación del Carmelo Seglar, se requiere también una formación inicial y permanente. La formación inicial requiere el diálogo y la colaboración con las nuevas generaciones a partir de la realidad en que viven y de los retos que tienen que enfrentar. De ese modo se puede ir actualizando el carisma y la espiritualidad del Carmelo Teresiano desde una perspectiva laical que descubra los dinamismos que tienen encerrados en sí. La formación permanente tiene como finalidad capacitar para una relectura del carisma y para hacerlo hablar un lenguaje existencial inteligible a un mundo diverso de los anteriores.

Otro punto importante que hay que subrayar en el Carmelo Seglar es el de la fraternidad. En efecto, la dimensión comunitaria de la historia de salvación tiene que ser puesto de relieve por todos los cristianos. Hay que ayudar a crear una mentalidad comunitaria en las diversas fraternidades, para que los compromisos del Carmelo Seglar en las iglesias particulares no tengan sólo una dimensión individual sino también colectiva. Las fraternidades deberán ser capaces de hacer un discernimiento de fe a la luz de los tiempos y de los lugares para crear un proyecto unitario de servicio en la diversidad de carismas y perspectivas personales.

Medios para llevar adelante estos itinerarios

Entre los medios que a experiencia ha ido mostrando como eficaces para la concientización y, sobre todo para ir haciendo realidad los itinerarios señalados tenemos, en primer lugar, las reflexiones comunitarias, provinciales y a nivel general. Estas reflexiones son el punto de partida para que se vayan abriendo nuevos horizontes y para que las tensiones de este momento de transición se mantengan en niveles controlables.

Otra gran ayuda en este proceso es la organización de cursos de formación permanente sobre el carisma y la espiritualidad del Carmelo y sobre la nueva situación del laico en la Iglesia. Esto ayuda a reforzar la propia identidad del laico carmelita y facilita la relectura laical del carisma carmelitano-teresiano y su inculturación.

Un medio eficaz es también el de reuniones periódicas con los responsables regionales del Carmelo seglar y con sus asistentes religiosos. En ese foro amplio de responsables se puede evaluar mejor la situación de las diversas circunscripciones y se podrán elaborar proyectos con la certeza de que contarán con el apoyo corresponsable de quienes animan la vida espiritual y apostólica del los miembros del Carmelo Seglar.

Finalmente, congresos nacionales, regionales e internacionales, como el presente, son medios valiosos para tomar conciencia de lo que se es y para una renovación en sintonía con los retos del momento actual, tiempo de transición y de búsqueda de modelos nuevos que devuelvan al Carmelo Seglar un lenguaje existencial inteligible.


CONCLUSION


Al término de estas reflexiones podemos concluir que la nueva conciencia eclesial y carmelitana son un momento de gracia para releer la contribución que el Carmelo Seglar debe dar a la Iglesia y del sentido de su corresponsabilidad y colaboración.

El Carmelo Seglar está llamado a ofrecer, en las Iglesias locales y a nivel de Iglesia universal, una colaboración específica a semejanza de la de los frailes y monjas del Carmelo Teresiano: testimoniar y transmitir las riquezas de la experiencia de Dios y de la vida de oración como apertura a la trascendencia, fuente de esperanza y de compromiso, terreno de diálogo con las confesiones cristianas y con las grandes religiones. Y esto a todos los niveles: religiosidad popular, difusión, estudios académicos, escuelas de oración, reflexión bíblica, predicación de ejercicios, publicaciones.

Los diversos Institutos están llamados a prestar un servicio “especializado” que brota de su carisma y espiritualidad. Este apostolado especial se ha incrementado notablemente en la Orden en los últimos años. Contamos ahora con 159 casas dedicadas, de una u otra forma a este servicio característico de nuestro carisma en la iglesia: 68 casas de ejercicios, 67 casas de oración, 24 Institutos de espiritualidad. Santuarios son 47. La presencia activa de miembros del Carmelo Seglar en esas realidades las enriquecerá indudablemente y revelará también el rostro laico del carisma del Carmelo Teresiano. Esta debería ser la contribución particular de la Orden Seglar del Carmelo a la Iglesia.
María, Madre y Hermana, nos alcance del Señor las actitudes de discernimiento evangélico y de aceptación del riesgo de la fe y de los caminos de Dios al principio del Tercer Milenio.





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PARA LA REFLEXION



1. Cómo se encuentra el Carmelo Seglar en tu región en relación a este tipo de colaboración a la Iglesia?

2. Cuáles son las principales dificultades que se encuentran para ir haciendo realidad esta nueva figura de los miembros de la Orden Seglar del Carmelo Teresiano? Cómo superarlas?

3. Qué se podría hacer a nivel del Centro de la Orden para favorecer esta nueva corresponsabilidad y colaboración de la Orden Seglar?

Formación y la OCDS - Attilio Ghisleri, OCD

PRESENTACION DEL TEMA


El corazón de la Iglesia es Cristo Señor, se dice de su vida terrena en los actos de los Apóstoles con una rápida y magnífica síntesis que “El pasó sin su vida sanando y haciendo el bien a todos” (10,38): Desde hace 2000 años este es el paradigma de vida más perfecto que podamos imaginar y realizar en nuestra existencia, cualquier camino formativo debe conducir hacia este objetivo.

Hay todavía otra expresión Evangélica que deseamos tener en mente en el desarrollo del tema que estoy presentando: “En la Sinagoga los ojos de todos estaban fijos en él” (Lucas 4,16): Así también continúa en el tiempo el camino de aquellos que creen en él y así se concluirá la aventura de la vida.

La Iglesia está puesta en el mundo como luz, levadura y sal Evangélica; animada y obtenida por el espíritu de amor de Cristo que nos urge (2Cor.5,14), continua la misión y la obra de Jesús en el mundo para todas las criaturas. Ella es el Ceno fecundo de toda vocación, consagración, misión.

A lo largo de nuestro camino el Espíritu del Señor nos busca, nos encuentra, nos perdona, nos acoge, y nos consuela, nos transforma en verdaderos amigos y familiares con Dios y entre nosotros, comunicándonos también toda la vida y la pasión vital de Cristo.

Es un compromiso de cada uno como creyente, seguir los pasos de Jesús, imitar su amplitud de ánimo e inteligencia, buscando con el corazón l ir más allá de lo que es terreno y material.

San Agustín son ofrece una imagen sugestiva del viandante que va, canta y camina (disc.256) :

“Ahora nuestro cuerpo esta en la condición terrestre,
y entonces estará en la condición celeste.
Allá resonará la fiesta de Dios; cierto que resuena también ahora aquí.
Pero aquí es con ansia, allá arriba con tranquilidad.
Aquí en esperanza, allá en realidad.
Aquí como peregrinos, allí en la patria.
Cantemos también ahora, no tanto por gozar el descanso
sino por reposar de nuestra fatiga.
Cantamos como viandantes.
Canta pero camina; canta y camina”

“Los laicos Carmelitas son miembros de la Iglesia a pleno título: Su identidad es la de ser personas de la Iglesia en el corazón del mundo y personas del mundo en el corazón de la Iglesia. El mundo es el campo específico de su acción, con el testimonio de la vida, la actividad, haciendo presente el proyecto de Dios sobre la humanidad: Viviendo como hijos de Dios responsables, profundizando la fraternidad humana, compartiendo con el mundo la justicia y la paz” (P. Camilo Maccise, La renovación del Carmelo Seglar en el cuadro de la Nueva Evangelización, 1996, Congreso Internac. O.C.D.S., Roma).

ECENARIOS SOCIOREGLIGIOSOS DE LA FORMACION EN EL NUEVO MILENIO.

- No se tata de adivinar una realidad, que desarrollándose continuamente, deja poco espacio a una previsión exacta y completa del cristianismo en relación a ella. No se pueden tampoco ofrecer soluciones rápidas e improvisadas sobre algunos fenómenos que se dan. Se necesita decir en seguida, con claridad que algunas indicaciones de carácter pedagógico esencial permanecen lo mismo en el nuevo milenio; es igual el acercamiento a los valores integrales del cristianismo, al tiempo que cambia o deben cambiar los estilos y los medios.

- No obstante proyectar una imagen del cristianismo en la sociedad del 2000, exige preliminarmente que se tenga un conocimiento de la compleja red de las problemáticas que la envuelven y la solicitan. Tal conocimiento no debe ser un análisis de escritorio, sino que debe tratar de crear un discernimiento de todas las posibilidades que se ofrece al hombre contemporáneo para hacer el bien, a partir de la propia dignidad de hijo de Dios, dentro de un mundo secularizado.

- Los cristianos no deben cerrar los ojos de frente a la aceleración de las transformaciones sociales y tecnológicas, sino que deben tratar de precisar mejor lo esencial de su responsabilidades frente al imperativo de la calidad total, en la forma del servicio, del compartir, del voluntariado, del sostén de las iniciativas programadas por cualquier grupo o movimiento. Siempre será por el Evangelio y la energía misteriosa del espíritu como podremos calificar la iniciativa Cristiana de un modo original.

- En esta situación y en la confrontación entre la fe y los estados de vida y cultura diferentes debemos evitar aquél maximalismo moral de otros tiempos, cuando todo cambio social se lo veía como peligroso y por tanto, se lo negaba (Revol. Industrial, Nacimiento de los Movim. Trabajadores, Capitalismo el Préstamo con Intereses…). La responsabilidad del laico Carmelita es la de trabajar en la vida seglar como hermosa mediación entre el absoluto del Evangelio y el continuo acontecer de las realidades de la vida concreta.

- El creyente en los tiempos modernos debe formarse de modo prioritario en la ética de la responsabilidad y de la corresponsabilidad, para la realización del bien común y para participar en el camino de la Iglesia en el camino de la Evangelización y de la promoción humana. El laico, adulto en la fe, adulto en la vida, se convierte en sujeto activo e insustituible en este rol. Algunas realidades lo involucran y le urgen de cerca y le corresponde a él responder, reaccionar con la autonomía de su inteligencia y de su profesión de fe.

- Hay expectativas sociales en el mundo de hoy, que lamentablemente se descuidan, creando situaciones paradocsales y potencialmente peligrosas: pobreza endémica, negación de los derechos civiles, neocolonialismo económico, discriminaciones, impedimentos para profesar la propia religión, injusticias continuadas, fuertes migraciones, conflictos regionales, reivindicaciones étnicas, regímenes absolutistas, desequilibrios perennes entre las mismas poblaciones, además de la política entre el norte y el sur del mundo. El creyente se pone dentro de estas realidades enfermas y grita su presencia como agente de cambio, en el nombre del Señor. Espiritualidad y compromiso se deben conjugar estrechamente, en el sentido de una espiritualidad encarnada, de una diaconía.

- La civilización de la imagen, ha producido ya una profunda renovación en las costumbre de estos años pasados: Mirar no es solo inculturarse, sino percibir, reaccionar, desear, temer, sentir y sentirse involucrados respecto al desarrollo de lo que se presenta. También el laico Carmelitano tiene sus responsabilidades en la elección de los medios de comunicación, o en el adherirse a proyectos que respetan el hombre, la naturaleza, las minorías. Es el camino que captura más fácilmente el consentimiento y nos pone en crisis en nuestros modos de presentar el cristianismo a nuestros contemporáneos.

- La revolución microelectrónica ofrecida por la informática, si por una parte está nivelando las potencialidades organizativas en el mundo del trabajo y del comercio a nivel planetario, por otra está humillando cada vez más las poblaciones pobres dejadas de nuevo fuera de cualquier forma de participación, y por tanto, de potencial bienestar.

- Pongamos el acento también sobre el tema de la globalización, un vocablo hoy, muy de moda en la sociedad del poder económico y que se extiende a muchos sectores de la vida, La nueva economía, como hoy se llama, no tiene como objetivo final el bien común entendido en sentido moral, sino que en un cierto sentido malea la competencia en un juego de la ley implacable de la empresa, en cuyo centro, está un consumidor para persuadir y para incitarle a consumir. Justamente se ha observado que hay que tener presente los efectos de la globalización para que no se añadan otros males a la sociedad débil y no se generen nuevas necesidades de consumo efímeras y sin valor. La globalización entendida como intervención rápida al servicio del mundo de los pobres y de los desposeídos, puede ser en cambio, un instrumento muy valioso de la calidad Evangélica.

- Una dificultad conocida para quien vive hoy, es la de recomponer en su mente la pluralidad de los estímulos culturales, sociales y materiales que recibe. No hay ya nada de tradicional en este escenario cambiante que pueda ayudar al individuo, porque también los valores más irrenunciables se cuentan y presentan de otro modo, desde otras prioridades explanatorias o argumentativas de aquí nace, según los sociólogos el sentido de incertidumbre, ansiedad y precariedad de la sociedad contemporánea, que puede todavía encontrar sus mejores recursos en el yo profundo, en el que se enraíza la fe cristiana.

- La seguridad física o económica no batan por sí solas para garantizar la dignidad integral de la persona; ciertamente son un punto salida cualificado, pero de por sí solas no hacen surgir la pregunta de religiosidad que tiene en cambio en su raíz el encuentro con Cristo Redentor del hombre. Esta evidencia del bien, puede siempre atraer hoy como siempre a la persona, si es sincera al escuchar su propio ánimo en sus exigencias fundamentales.

- El vivir al día, el preferir la experimentación continua, más que la decisión estable, el mismo pensamiento débil en Occidente ( en neta antítesis al pensamiento fuerte que ha guiado los últimos siglos, incluso en el ceno de la Iglesia), el olvido a propósito del pasado como terreno de referencia son los otros condicionamientos ambientales en los cuales se palpa hoy el compromiso del cristiano que vive y comparte la fatiga de gestación de esta sociedad actual, asumiendo de vez en cuando actitudes de vigilancia, de reserva o de una intervención motivada. Estando la Iglesia colocada en el mundo como luz, levadura y sal, continua la misión y la obra de Jesús en el mundo para toda criatura.


LAS EXIGENCIAS DE LA FORMACION

1. La vida es misterio e historia que camina: no nos bastará una existencia aun larga para entenderla hasta el fondo e interpretarla lo mejor posible. La formación nos ayuda en esta aventura.

2. Es requisito fundamental descubrir el propio rol, o vocación, para elegir el modo de estar en la vida, para no vivir a remolque de lo que los otros nos imponen más o menos veladamente.

3. Los dones la capacidad y los carismas que se nos ha dado, vienen asumidos, explorados y potenciados y siempre puestos en el círculo de la vida: Son ellos los que determinan nuestra personalidad. En este campo son de gran ayuda las ciencias humanas y psicológicas.

4. Hay una evolución continuada tanto en el microcosmo de la persona (edad, condiciones ambientales, imprevistos, encuentros determinantes, aspectos del vivir favorables o desfavorables, ocasiones únicas), como en el macrocosmo de la historia en la que vivimos (condiciones políticas, geográficas, ideologías, luchas, discriminaciones, desescolarización, economía, alianzas políticas nacionales e internacionales…). Por todos estos motivos tomados singularmente o interrelacionados entre ellos, no se puede solamente soportar o aceptar todo pasivamente, porque la puesta en juego es la salvaguarda de la dignidad de la persona. La formación cristiana tiene una tarea delicada y preciosa.

5. La fatiga de la inculturación de la fe en las condiciones de tiempos y de lugares: no todo es pacífico y fácilmente solucionable; prevalecen seguramente presiones y exigencias de tipo material; a veces se trata de ser minoría en el testimonio de la propia fe en un contexto de arreligiosidad, o de diferente religiosidad, o de abierta hostilidad; frecuentemente también los intereses económicos tratan de aunarse a los religiosos. Hay condiciones gramáticas de vida en algunos países que exigen a los cristianos una libre y clara elección de campo, una opción estable y combativa para cambiar la situación de hecho. La misma debilidad de las personas que creen genera a veces miedo, distanciamiento de los problemas, poca sensibilidad.

6. No siempre son evidentes las pistas de fuga y/o las recetas para resolver algunas problemáticas muy complejas.

7. Desgraciadamente todavía persiste en la Iglesia un clericalismo duro en los hechos más que e la doctrina del magisterio oficial; un dominio de la jerarquía tanto en la valoración de los problemas que en sugestión. El laicado católico, tanto como el mundo femenino dentro y fuera de la vida religiosa, vive todavía hoy en una posición esclava de subordinación, de reverencia, no obstante la importante preparación cultural y la preparación espiritual recibida y absorbida. Esto es especialmente verdadero en el crepúsculo del mundo occidental, donde la evidencia de una penuria de sacerdotes y de clérigos viene a determinar una mayor apertura de corresponsabilidad hacia los laicos.

8. Además en la fase actual, los grupos y movimientos, continúan trabajando con un fuerte empuje de proselitismo, un hermética cerrazón hacia dentro, una sentido de superioridad respecto a las otras formas del laicado llamado “genérico”, con una despreocupación por la colaboración, con una celosía ostentando los números como prueba de su fuerza e internacionalidad. Frecuentemente para poder emerger buscan la limosna de una protección o de un certificado de estimación pública de Obispos y Cardenales. Indudablemente el laico creyente como el Carmelitano, puede sentir una sensación de minoría o marginación frente a tanta ostentación de masas bien organizadas y frecuentemente bien nutridas económicamente. El Carmelo normalmente en el testimonio Teresiano no ama el ruido y la publicidad: Es solamente la santidad de sus miembros la que genera estupor, admiración y seguimiento incluso a nivel planetario (Las dos Teresas, Edith Stein, Isabel de la Trinidad…).

9. El mismo problema de conjugar la fe y la vida se da en el creyente que le pone en la cruz dialéctica con una continua necesidad de conversión-cambio interior, clarificando los objetivos de su vida. Este es también el umbral de apertura de todo camino espiritual, orientado a la perfección de la caridad.

10. Finalmente existe hoy una necesidad cada vez más sentida incluso a través de los medios de comunicación de recibir y aceptar la riqueza de los caminos formativos de los otros, de las otras culturas; la necesidad de dialogar de aprender mejor a conocerse, de abrirse a las sugerencias de todo el bien que hay en el mundo. Es un inmenso patrimonio espiritual, humano y cívico que nos viene al encuentro y requiere nuestra atención.


ETAPAS FORMATIVAS PARA LOS LAICOS CARMELITAS


1̊ FORMACION DE BASE

El conocimiento de los valores fundamentales del cristianismo, los que indican la pertenencia, según una línea de fidelidad a Cristo y a su Evangelio de salvación, tal como se nos ha transmitido por parte de los Apóstoles y viene custodiada celosamente en su integridad.

No se trata, al menos para todos los miembros de la Orden Seglar, de poseer necesariamente un conocimiento teológico completo, sino de una adhesión personal a todo lo que la Iglesia enseña y que la orden reflexiona para tener una sensibilidad espiritual, una certeza en el camino, una compañía en el camino de fe.

La cadencia de los tiempos litúrgicos son un posible estímulo educativo en la fe, si se viven oportunamente como reflexión y adhesión fervorosa de los momentos litúrgicos.

Son hoy numerosas las posibilidades de una instrucción según las propias exigencias, a partir de cursos académicos regulares, hasta las “escuelas de cristianismo” que están muy difundidas entre los grupos y movimientos e incluso en el ámbito parroquial. Tal iniciativa está en vigor desde hace muchos años en el Carmelo Seglar Italiano. Sobre todo en Occidente, hay riesgo de analfabetismo de vuelta, en el sentido que se ha olvidado completamente la formación inicial ligada a los sacramentos de la iniciación cristiana, y esto ha inducido a una desafección hacia los valores importantes y a una incertidumbre sobre los contenidos de la propia fe. Si es verdad que el cristianismo indica sobre todo una adhesión total al Señor, es también importante que se evada de un devocionalismo demasiadas veces estéril, que al final puede paralizar todo compromiso, testimonio, o reducir la religiosidad a un hecho privado.

Hay que subrayar también, que Dios educa a su pueblo, por lo que es un deber del creyente el acercarse a él y dejarse educar: se trata de una maduración lenta y perseverante sin exasperación mental y sin el ansia de querer conocer todo el dogma.

La madurez interior coincide con un proceso de liberación interna de las cosas, de las personas. La dignidad de ser hijos de Dios en el Hijo, seguidores de su Evangelio, nos compromete en el plano de Dios sobre nosotros, y nos hace hermanos en el eje horizontal en señal de una reciprocidad muy fructuosa incluso sobre el plano operativo.
En esta formación de base, también la conciencia del sujeto se hace transparente en el sentido de una vida moral que consiste en la interpretación de la vida a la luz del Evangelio. La síntesis de esta primera etapa del camino formativo de los laicos carmelitas es la educación al amor:

- En ella se expresa la positividad y la atracción del mensaje de salvación.
- Concretiza la vocación universal a la santidad.
- Reúne todas las respuestas prácticas e ideales del compromiso del creyente.
- Establece el criterio de juicio de credibilidad sobre cuanto obramos y determina también el juicio final.

También al inicio de este nuevo milenio, hay que partir de desde aquí para cualquier reflexión metodológica o de contenido: Comenzar de un Dios Amor, revelado en el Hijo Jesucristo, como misericordia y comunión indefectible con cada uno de nosotros.

Este Amor donado a todos, y llegado para todos llena de sí el universo y espera de ser descubierto por cada uno de nosotros, a partir de un camino confidencial de abandono total a él, y dentro del contexto de los acontecimientos de la vida.

Hay que partir siempre de este punto divino vertical para entender y entendernos recíprocamente, para surcar los tiempo y las estaciones de la historia, para dar una dimensión robusta y densa de valor a cuanto sucede en la experiencia de cada día.

En la formación cristiana no hay que partir desde la propia debilidad y pobreza, de la pecaminosidad e imperfección de nuestros gestos, sino de esta “belleza” que calienta todavía y siempre el mundo y lo empuja con una confianza entera hacia el cumplimiento de su destino.

El juego sutil del aprendizaje-expresividad del Amor es el que oscila pendularmente entre la oferta de Dios y la lenta absorción personal, la lucha por mantenerse en una perspectiva de fidelidad a él y los inevitables momentos de lentitud: pedagógicamente podemos decir que son muy útiles algunas indicaciones formativas:
- Una voluntad decidida de querer progresar a la que sigue un compromiso personal.
- Una cierta forma de ascesis.
- Una asidua vitalidad sacramental.

Estos medios son como catalizadores que unen la gratuidad de los dones de lo alto y su practicabilidad en la vida del creyente.

Las páginas más intensas y ricas de la experiencia de nuestros Santos, están todas ellas orientadas y centradas en esta dirección y son en verdad un estímulo poderoso para todos los miembros del Carmelo para ser creíble y verdadero el Amor recibido y vuelto a dar tanto a Dios, como a los hermanos.

El Amor mismo contiene en sí una carga formativa excepcional y al mismo tiempo representa el punto culminante de todo el proceso educativo de la persona.




II̊ FORMACION CARMELITANA

Tiene la tarea de establecer la pertenencia ocasional a nuestra familia religiosa en la sustancia del típico mensaje espiritual y también en la ayuda- colaboración para la vitalidad, el desarrollo y su expansión en todo el mundo.

Aunque podemos encontrar en el laicado en general y en muchos estudiosos una atención llena de admiración por el Carmelo, su tradición, su Santos, el Carmelita Seglar es parte integrante de la Orden.

Representa a pleno título, junto con las Monjas de clausura, la riqueza y la variedad y la diversidad de los caminos espirituales.

La misma raíz, los mismo valores, la misma regla definen la identidad del laico llamado al Carmelo: La formación debe ayudar al descubrimiento de tal identidad, la refuerza y la dirige hacia estilos laicales de encarnación. Lamentablemente algunas veces se tiene la impresión que baste una cierta carga devocional, que sea solamente un estímulo hacia una cosa diferente (apoyo psicológico, solución de problemas, una paz equidistante de las tensiones de la vida).

Hay que partir de nuevo del concepto de vocación al Carmelo, es decir, de la conciencia de que se trata de un don que se ha hecho a la criatura, que toda la vida está en las “manos de Otro” y desde este momento se define y por su relación con él; se entrega totalmente a él; es como estar expuestos al riesgo total de haber apostado por un único objetivo. Bajo este aspecto no hay diferencia entre las distintas vocaciones al Carmelo; cambian solo las modalidades aplicativas y expresivas.

Es precioso y fuerte para todos el reclamo a la unión con Dios y a la vida de oración, típicos de nuestro carisma, pero debe mantenerse para cada uno clara la diversidad tanto en la búsqueda como en el desarrollo, porque es demasiado importante la singularidad de los dones que el espíritu Santo concede a cada uno en absoluta libertad. Podemos reasumir el concepto diciendo que es único el punto de partida, única la meta, diversos y múltiples los caminos para legar y vivir tal vocación. La respuesta a la llamada se concretiza con la entrega de sí querida y responsable en el Carmelo: El camino está hecho de sencillez y humildad, de compañía con los hermanos y hermanas ideales y reales: El icono es el de la primera comunidad reunida en el cenáculo con María en espera del Espíritu Santo. En practica uno debe sentir y manifestar su gozo de haber sido llamado al Carmelo, de poder crecer con una determinada fisonomía junto a los otros, de poderse confrontar con otros llamados como él. A veces existe el riesgo de querer crear laicos especialistas en la doctrina de nuestros Santos: no es este el objetivo primario, porque cuenta más “hacer experiencia” de lo que el Carmelo lleva como don a la Iglesia. Experiencia personal con acentos y vibraciones, con una lógica de comunión de grupo, con un espíritu de solidaridad recíproca y de estímulo en la realización de la caridad. La finalidad de la formación carmelitana es que cada uno pueda encontrar su camino espiritual y personal en su encuentro con Cristo.

La pertenencia jurídica a la orden debe vivificarse con una contribución original que la misma Orden se espera del laicado: hablo de las experiencias diversas en el mundo que inducen a mediaciones continuadas con el compromiso cristiano; me refiero a las posibilidades de entrar sin prejuicios o etiquetas en ciertos sectores de la vida civil a los testimonios directos sobre el terreno con un estilo de vida alternativo. Es como una contestación silenciosa y operante de las modas comportamentales, por tanto, un contro testimonio que se evidencia por sí solo sin ningún énfasis oratorio. Elenco aquí una serie de situaciones formativas personales y colectivas tradicionales garantizadas por la experiencia, que pueden ayudar a la formación del laico Carmelita, teniéndolo lejos de esquemas rígidos y de obligaciones impuestas por la ley.

Por tanto, los encuentros de formación deben ser frecuentes teniendo en cuenta solamente el estado laical de los miembros de la Orden Seglar, comprometidos frecuentemente a tiempo lleno en las actividades familiares, profesionales o materiales: La elección de los tiempos y de los momentos debe salvaguardar todo esto, si no se arriesga de hablar solo a personas jubiladas.

La misma cosa vale para los ejercicios espirituales anuales.
La lectura espiritual sobre la figura y sobre la doctrina de nuestros Santos es también una forma de comunión con la Orden en su sustancia: sabemos como cada uno tiene sus reacciones, sus emociones y de ahí que l mismo texto pueda tener ecos y resultados diferentes según las distintas sensibilidades. Es conveniente dejarse acompañar de aquellas proposiciones que nos ayudan mayormente, no es necesario conocer todos los textos de un modo profundo: los que se nos presenta es como un universo rico y estimulante, pero después cada uno debe agarrarse a lo que le sea más útil en un determinado momento. Son muchos los caminos que llevan a la meta: vivir en obsequio de Jesucristo para amar a Dios y servirlo en los hermanos.

No es la grande y amplia cultura que favorece la vida espiritual, sino la experiencia que se nos permite hacer: aquí no hay realidades o valores reservados para los religiosos o las monjas porque todo puede ser gustado por los laicos, así como el Evangelio no se puede privatizar de ningún modo a favor de alguien particular.

La dirección espiritual es otro aspecto formativo muy útil: tratándose de un camino está claro que hay que partir de una proposición, tratar de encontrar las modalidades de intervención, verificar sus resultados y tener la valentía de cambiar si no hay alguna mejora. Ponerse con confianza en las manos de un Sacerdote, a ser posible Carmelita, quiere decir encontrar también un sentido de seguridad y de paz, quiere decir, demostrar el compromiso constructivo de la propia voluntad para responder a su vocación.

Esta formación Carmelitana lleva inevitablemente a una practica de la oración según el método Teresiano: liturgia de las horas, oración personal o comunitaria y la meditación que entra en la vida del laico Carmelita como un factor sustancial. No es oportuno establecer horarios o tiempos para la regla, porque se convierte sobre todo en una actitud interior y por tanto, puede conjugarse con las más diversas actividades: así como todo el acento se pone sobre el concepto de que la oración quiera responder al Amor, de ahí que hay que dejar los más amplios espacios a las iniciativas personales.

La vida misma de oración al final se convierte en estímulo educativo fortísimo de cada jornada, porque condiciona las elecciones, empuja a la generosidad en el cumplimiento de los propios deberes, ayuda en las dificultades, comporta como un signo de bendición en las actividades materiales, pone en comunicación con la oración universal de la Iglesia y de la Orden, viene en ayuda de las necesidades no solo personales, sino comunitarias, abre el corazón a los demás, da un sentimiento de paz interior.
En la vida de oración las tres virtudes cardinales se viven directamente como experiencia. El ejemplo es la pequeña Teresa, que desde el claustro llega a ser patrona de las misiones.

Es estos últimos decenios se ha ido afirmando cada vez más en la Orden Seglar la lectio divina: es una educación importante para escuchar a Dios, para obedecer después a su voz y voluntad, para gustar su mensaje de cara a cara con la propia vida, para aprender aquél silencio impregnado de Dios, del que han hablado nuestros Santos. Hay siempre un enriquecimiento personal de la palabra que viene evocada para fascinarnos, atraernos y empujarnos hacia su cumplimiento. Hay muchos modos de practicarla, ya cada grupo viene invitado para elaborarla según sus exigencias, pero siempre de un modo abierto a todos.

Es precioso el contacto directo con la vida religiosa y claustral de nuestra Orden: hay que invitar a los jóvenes a este contacto, porque ven traducirse en la practica aquél deseo de una vida rica de Dios que es para ellos como un milagro, una curiosidad, un desafío. Estos contactos pueden acaecer como un momento de convivencia la participación en liturgias especiales y conmemoraciones o diálogo. Aquí se llega a captar la dimensión contemplativa de la vida.


III̊ COLABORACION CON LA ORDEN DEL CARMELO


La gran familia del Carmelo, extendida por todo el mundo, diversificada en estilos de vida y en tareas y ministerios, tiene una grande confianza en los laicos que la componen: los siente como hermanos, como verdaderos amigos, como colaboradores estupendos, tanto en el vivir el carisma común como en sustitución a todos los niveles y en la participación de las problemáticas vivas de nuestro tiempo.

No deben considerarse como un sucedáneo de la vida religiosa, o como una pía asociación, sino por lo que han sido verdaderamente desde el principio, cuando han pedido formar parte de la Orden permaneciendo en el mundo y viviendo su realidad.

La Iglesia del postconcilio ha pedido a los laicos un nuevo dinamismo apostólico y misionero y las mismas autoridades del Carmelo han pedido repetidamente su presencia viva no solo como individuos, sino también como grupo bien formado, frente a los grandes desafíos de nuestro tiempo.

El Padre General dijo en el último Congreso Internacional O.C.D.S., que según él “el futuro del Carmelo Seglar se juega en esta colaboración activa, madura y responsable en el Apostolado de la Orden a todos los niveles”: es extremamente oportuno en esta nueva asamblea mundial retomar estas indicaciones, discutirlas y encontrar urgentemente caminos de realización. La formación de la que he hablado en mi intervención debe servir precisamente a esto.

1. En el sector misionero:

- Conocer ante todo, a través de nuestras publicaciones específicas y los contactos directos con los misioneros, la situación de nuestra actividad del anuncio del Evangelio en todo el mundo.
- Preparar inteligentemente exposiciones misioneras, no solo para la venta de objetos, cuyos beneficios irán a las misiones, sino también promover mesas redondas, encuentros con algún misionero nuestro, difundir imágenes y contenidos a través de las emisoras locales. Crear sensibilidad para este deber-compromiso de la Iglesia y de la Orden.
- Organizar grupos de oración misionera, sostenidos por la espiritualidad carmelitana: estos pueden estar también abiertos a los que no pertenecen al Carmelo y dirigirlo también a los jóvenes, quienes habitualmente se muestran muy sensibles a estas tareas.
- Presentar en las parroquias que no tuviesen ninguna iniciativa de tipo misionero nuestra actividad y nuestras exigencias. Hacer de puente a la intervención de nuestros misioneros. Todavía por descubrir, al menos para el mundo Occidental, la colaboración directa en territorio de misión por parte de los laicos carmelitas: aquí se les pide ante todo el testimonio de una vida creyente, después una inserción en la catequesis, como ayuda a las familias, como sostén de los problemas alimenticios, médicos y sociales de la gente. Todo esto dentro de una coordinación pastoral concordada. Se presuponen algunas especializaciones, el conocimiento de las lenguas y de la cultura del pueblo a los que se les destina. En la práctica, todo aquello que hacen hoy ya las religiosas para ayudar a los misioneros, puede ser hecho también por los laicos, bien preparados y maduros, aunque sea por tiempos limitados y según las necesidades.
- A veces podría ser una ayuda a los misioneros aunque fuera solo la organización y el servicio de la vida de cada día, para que el misionero pueda estar más libre de las preocupaciones materiales y entregarse mejor a su ministerio sacerdotal. Es obvio que este tipo de intervención al que el O.C.D.S. no está todavía acostumbrado, presupone también una exigencia por parte de los misioneros, una programación de las funciones que hay que desempeñar, un mínimo de estructura para la acogida, cualidades específicas de los participantes, salud y resistencia física en la adaptación a las condiciones climáticas o ambientales.
- La mies es siempre mucha, los problemas cada vez mayores y complejos, la miseria cada vez mas dilagante, las necesidades y la pobreza cada vez más extendidas: el laico carmelita debe saber expresar una espiritualidad encarnada también en estos desafíos, según sus efectivas posibilidades directas o indirectas. La nueva Evangelización no le pide de toda formas el tenerse que trasladar a territorios de la missio ad gentes, y de todas formas el carisma no debe sofocar la libertad individual o familiar del sujeto.

2. En las casas de oración y de retiro.

La actividad pastoral de la Orden, se especializa cada vez mas por estos centros de cultura religiosa, de difusión de la espiritualidad, de acogida para la formación o para los ejercicios espirituales y los retiros. Este es también un poco nuestro carisma específico en los territorios de misión.

La presencia de los laicos parece ser todavía muy reducida: su compromiso podría cubrir hoy toda la dirección y organización de estos centros. Deberían también gestionar y difundir de forma autónoma todo lo que el Carmelo puede ofrecer en términos de experiencia de vida interior al hombre de nuestro tiempo, que sorprendentemente parece apreciar y buscar lo que se pierde en la vida material y cotidiana. Para quien tuviera competencia y formación teológica podrían abrírsele también escenarios más interesantes, como la promoción de la cultura católica, las iniciativas de actualización los cursos de teología para los laicos cada vez se advierte mas hoy la exigencia de poner a disposición de la gente ocasiones de reflexión y de meditación.

3. En los institutos de espiritualidad.

La presencia de los laicos en las diversas formas de la cultura cristiana (Universidad, Periodismo, Arte…) se va difundiendo cada vez mas y sobre todo entre las mujeres, se trata de una relectura de las culturas desde las diversas perspectivas y diferentes sensibilidades, que corresponden a los diferentes estados de vida o condiciones personales.

Por fortuna el Carmelo se enorgullece de tres Santos doctores de la Iglesia. Pero ahora toca al laicado carmelitano superar una natural reluctancia y sentido de dependencia, para emplear bien los talentos recibidos y proponerlos con su original genialidad, a partir de una formación cultural bien asimilada y puesta en el crisol de la investigación científica. Potencialmente no existen barreras de ningún tipo, lo que habría que hacer sería animar, preparar a los laicos a esta forma de colaboración con los religiosos en los ambientes donde se trabaja y se propone la cultura.

Un primer paso sería el de acoger en nuestras revistas algunos artículos, o consideraciones sobre todo lo que concierne la espiritualidad y la vitalidad del Carmelo.

Otra ocasión sería la de entrar en los comités organizadores de la promoción de nuestro carisma, en aquellos lugares en donde no existen monasterios o conventos, y así se difundiría todavía más nuestro patrimonio doctrinal.

Sobre todo en el campo de las ciencias humano filosóficas el aporte de los estudiosos laicos carmelitas serviría de ayuda complementaria a otras exploraciones teológicas.


4. En la creación de los grupos de oración.

Esta es una forma bastante seguida, porque de un modo sencillo y comunitario se vuelven a hallar las motivaciones de la oración. El Carmelo tiene sus maestros de indiscutido valor y la propuesta de la oración teresiana es unánimemente apreciada.

Aquí se trata de proponer experiencias de oración, más que mucha teoría, hay que elegir ambiente idóneos, dar continuidad a las iniciativas, saber hacer gustar las pausas de silencio contemplativo.

El laico carmelita bien formado está en grado de llevar a cabo este tipo de actividad espiritual por sí solo o con pequeños grupos de animación.

Enseñar a hacer oración no debe ser un privilegio de los religiosos del Carmelo, sino de todos aquellos que han hecho un entrenamiento personal en este sector, tan precioso para nuestro carisma.


5. En otras iniciativas apostólicas.

El primer frente común que deben compartir los laicos carmelitas con toda la Orden se refiere a la oración y al celo por la promoción de las vocaciones carmelitas.

Tanto los religiosos como las monjas tienen necesidad del sostén de la simpatía y del calor humano de los laicos, de su oración de sus sacrificios para ser fieles a los compromisos asumidos con la profesión y/o con el ministerio sacerdotal.

La generosidad con la que los laicos pueden ayudar en las parroquias carmelitanas a las iniciativas de caridad, de visita a los enfermos, de sostén a la espiritualidad de los grupos-familia, en la catequesis, en el diaconado permanente, en el trabajo de secretaría…, es prácticamente ilimitado.

Es solamente una cuestión de talante y disponibilidad.

Lamentablemente en occidente se trata todavía de gregarismo, de poca consideración por la autonomía operativa de los laicos en sus funciones, aunque no faltan documentos del magisterio de la Iglesia en su favor.

La colaboración, para ser fructuosa, debe nacer de una recíproca estima y confianza de la consciencia de que el Sacerdote no debe hacer todo el solo de que la iniciativas del Espíritu Santo no son una prerrogativa sólo de algunos.

El estatuto teológico del laico es precisamente el de ejercitar su oficio real, profético y sacerdotal en el mundo, y por lo tanto, debe orientarse en tal dirección.

CARACTERISTICAS DE LA FORMACION LAICA.

1. La formación es un irse haciendo a lo largo del camino, en la trayectoria de la vocación bautismal y del sacerdocio común: la misma fe es peregrinaje dentro de los misterios de Dios que tocan al mundo y al hombre, la vida y la muerte. Por eso la tarea es la de hacer surgir la verdad, lo que Dios es y hace en nosotros y para nosotros.
Es un caminar juntos en el seno de la Iglesia, en el descubrimiento de sí y de las realidades de los otros con sus diversidades y experiencias, sin sufrir, sin aquella homogeneidad de colegio, de asilo, de cárcel o de cuartel.

2. Debe estar abierta al sentido de gratitud y de gratuidad: equivale a observar la vida y así mismos como un don de salvación continuada y llena de regalos que vienen de lo alto. Agradecer a Dios porque hemos recibido todo de él, y nuestra tarea es la de los sabios administradores que deben después rendir cuentas. En esta estrategia espiritual de extrema sencillez el don recibido tiende a convertirse en don donado: autodonándose a los demás la vida se recarga continuamente, se enriquece cada vez más. La experiencia de nuestros Santos y Beatos tiene como eje este dar gracias a Dios por su infinita misericordia y abundancia de dones: cantar las misericordias de Dios, celebrarlas en la propia vida como hecho cotidiano. Aquí se abren espacios para la solución de responsabilidades políticas o sociales para el soporte de intervenciones humanitarias, para sostén de la defensa de la familia y de sus valores intrínsecos y para cualquier forma de voluntariado.

3. Debe suscitar el sentido de responsabilidad en la libertad: es el evangélico poner la mano en el arado, tomando decisiones, caminando hacia delante sin voltearse; no abdicar jamás de la propia personalidad, aún cuando deba purificarse o hacer algunas renuencias: es la llamada fatiga del vivir, en la cual libre y responsablemente cada uno se juega y expresa su estilo de vida. El laico debe actuar como laico, exigiendo respeto para tal rol vocacional y evitando el asumir otros no compatibles con su estado. El primer ámbito de esta laicidad será el de vivir intensamente su realidad personal, familiar, social y profesional, sin seguir la moda común. Solo así la vida misma se convierte en signo sacramental de la presencia del señor.

4. La apertura hacia nuevos horizontes histórico-espirituales: el icono es el camino hacia Emaús. Olas ventanas de la mente y del alma deben permanecer abiertas, porque los escenarios históricos y espirituales están constantemente en evolución. Esto significa no añorar jamás el pasado, sino saber que Dios permanece inmutable y habitando entre nosotros no puede llevarnos a una condición peor. En el concepto de formación existe ya el germen de la renovación, porque es un continuo leer e interpretar la existencia a la luz de Dios, siempre nueva e indefectible. Aflora aquí el valor espiritual de la formación: es como un continuo sembrar, aunque no se vean enseguida los frutos y los posibles fallos. Inclusive todo fracaso nos puede empujar aún más hacia otros caminos, o a prestar mayor atención a la fuerza del espíritu. La apertura de la escena puede comenzar ya a partir de lo que sucede en la parroquia: la disponibilidad a asumir formas ministeriales de caridad, de colaboración con la actividad pastoral, de participación directa en la problemática de la vida de comunidad.

5. No son los principios educativos los que salvan al hombre, aunque aquellos que son equivocados pueden destruirlo. Aquí no se trata de encontrar las técnicas del éxito, sino de ayudar a cada uno a encontrar su dignidad integral y la línea de orientación dentro de la fe común recibida y profesada.
Los cuatro Evangelios por ejemplo son un modelo de caminos posibles en el seguimiento de Cristo:
- Mt.: es el Evangelio del catequista.
- Mc. : es el Evangelio del catecúmeno.
- Lucas: es el Evangelio del Evangelizador.
- Jn.: es el Evangelio del presbítero y del cristiano maduro.
Cada uno de ellos ofrece las razones de la esperanza cristiana en el mundo secularizado y apático.

7. Formar, o dar forma a la vida, significa en definitiva obedecer a Dios, a su palabra viva, a la Iglesia madre, a la Orden a la que se pertenece a pleno título: esto para crecer porque el Dios del cual confiamos hace confiable nuestra vida de cada día. Este es el “fiat” de la Virgen María, que precede y acompaña todos nuestros caminos. Aquí se puede hacer una alusión sintéticamente a los desafíos actuales para este nuevo milenio, que se han preparado ya en los años pasados: la Evangelización del mundo y de la sociedad, la práctica de la caridad activa, la defensa de los problemas de la justicia y de la paz en el mundo, la atención a los últimos y finalmente la promoción de la dignidad del rol de los laicos en la Iglesia.

8. De modo sintético podemos afirmar, que hoy como ayer ser cristianos quiere decir ser ciudadanos del tiempo intermedio (entre la primera y la segunda venida de Cristo), fortalecidos de dones y valores naturales y sobre naturales, guiados por las escrituras, dispensadores de fraternidad, dentro de un dinamismo interior fascinante y continuo que nos lleva al contacto con Dios como amigos, como consumidos del principio hasta el final por una experiencia de servicio-diaconía, caminando con los hombres y sintiéndolos como hermanos. Abría que subrayar también el valor de la amistad que se establece entre aquellos que se sienten ligados al Carmelo a través de un camino espiritual y no por motivos de eficiencia u oportunidad, sino como entrenamiento para entender que el rostro del hermano (a) es aquél en el que se refleja la imagen de Jesús.

9. Un auténtico camino cristiano tiene necesidad de reglas, de una disciplina del cuerpo y del espíritu, de una línea de dirección clara y precisa. A mi parecer, para dar un empuje mayor a la Orden Seglar abría que reducir la legislación a algunas líneas esenciales, como sucede en los movimientos y grupos eclesiales, evitando cualquier maximalismo espiritual y concediendo al estado laical sólo lo que se pueda practicar, teniendo en cuanta los diferentes contextos de la vida, evitando que las reglas no se apliquen a los ancianos, y que no puedan ser practicadas por el resto. Para ser formativas, deben solamente acompañar al sujeto y permanecer abiertas y flexibles en las diversas situaciones, poniendo de resalto sobre todo la autonomía organizativa de los miembros, Es el Espíritu Santo el que da garantías de fruto espiritual en el trabajo y en el compromiso de los laicos.


FRENTES DEL COMPROMISO PRACTICO EN LA CARIDAD COMO ESTIMULO EDUCATIVO SOCIAL

1. Recomenzar desde los últimos

A partir de Mt. 25,40 “Cada vez que hayas hecho estas cosas a uno solo de mis hermanos menores me lo has hecho a mí”, llegamos a entender como Cristo mismo es el más pequeño: la relevancia teológica y antropológica del más pequeño está precisamente aquí. Toda la cristología del Cristo pobre, nos lleva a afirmar que para servir a Cristo hay que acercarse a los más pequeños. El hombre más pequeño se convierte en icono del Cristo pequeño y nuestro puesto más apropiado está entre los pequeños.
Se debe decir que cada uno de nosotros es “último” porque esta es la condición indispensable para que el divino Pastor se ocupe de él.
No obstante, existen condiciones existenciales, en las que este término resulta todavía más evidente: indigencia, pobreza, hambre, sed, soledad, drama colectivo, guerra, carestías… En contacto con este mundo del dolor, de la desesperación, no se puede sino recibir un fuerte estímulo para la autoeducación personal, es decir, se aprende de la vida práctica, se hacen confrontaciones, se desechan exigencias secundarias, nos entrenamos a mirar más el Rostro de Jesús en los rostros de los últimos. Los grandes Santos son todos ellos testimonios de esta caridad total y universal.

2. El problema de la mujer.

Me detengo un momento sobre el tema de la dignidad de la mujer: la Carta Apostólica del Papa “Mulieris Dignitatem” (1988) había ya trazado la línea doctrinal y práctica del compromiso de la Iglesia sobre ella. La Orden Seglar, está compuesta en sus dos terceras partes por mujeres. La formación debe invertir recursos para que se garantice verdaderamente el espacio de acción para aquello que el papa define “genio femenino” en el sentido de que la especificidad de las mujeres es un don hecho a la humanidad, a la vez que el hombre, para la comprensión-desarrollo de la misma vida. El campo de intervención es aquí inmenso, desde el sector educativo, al asistencial, cultural, religioso. Trabajar en el nombre del Señor, quiere decir abrirse a una verdadera maternidad, sostenida por la gracia y por la fuerza del Espíritu Santo. El Papa augura un mayor espacio a la mujer en el conjunto de la vida social: una igualdad efectiva de los derechos de la persona y consecuentemente igualdad de salario en cuanto a igualdad de trabajo, tutela de la trabajadora-madre, una justa progresión en la carrera, plena participación en la vida pública, política y económica (Carta del 29.06.95).
El Pontífice auspicia también en la vida de la Iglesia más acogida, respeto, y honor por el servicio que puedan desenvolver las mujeres, como colaboradoras en el Apostolado. El Carmelo espera estas respuestas, después de haber construido para las mujeres, que forman parte del mismo carisma, líneas educativas compatibles con la nueva evolución del camino de la mujer el día de hoy.

3. El mundo juvenil.

Los jóvenes sufren frecuentemente por la injusticia de la sociedad: la sociedad adulta demuestra poco interés en cuanto a ellos, poca atención de su riqueza interior y/o profesional, ninguna forma de participación en el mundo de la política, de la economía: son objeto de explotación en cuanto a víctimas del consumismo y seducidos por los bienes materiales.

La Orden Seglar debe saber hacer frente también a estas emergencias, por su vocación universal (está presente en 44 naciones), encontrando una línea formativa de atención, escucha, ayuda. El ejercicio de la caridad evangélica es un poderoso valor educativo para quien se compromete por los últimos, es la puesta en acto del valor central de la persona, es la capacidad de amar.

OCDS y Las Misiones - Marie-Claire, OCDS - Mauritius

ÍNDICE DE MATERIAS.

INTRODUCCIÓN.

Primera Parte: La Isla Mauricio, Tierra de Misión por excelencia.

OBRA DEL ESPÍRITU.
I. Implantación de un Carmelo en 1975
II. Erección canónica de la Orden Seglar, es decir, la Fraternidad carmelitana el 25 de marzo de 1983.
III. Implantación de los Carmelitas en Mauricio el 13 de diciembre de 1998.

Segunda Parte:

; Primera Misión del Carmen Seglar.
Vida comunitaria en fraternidad

; El Carmelo Seglar, contemplativo, orante en el corazón el mundo.

; El Carmelo Seglar, su misión en el seno de la Iglesia en Mauricio.

; El Carmelo Seglar abierto a la nuevas tecnologías de la Informática para la evangelización de sus hermanos.

; El Carmelo Seglar, su formación en el seno de la Orden de Mauricio.

; El Carmelo Seglar, colaborador de la Iglesia en Mauricio para la integración de los marginados después del Sínodo.

; El Carmelo Seglar, al encuentro de las otras religiones.

; La Orden Seglar, un programa en inicios.

CONCLUSIÓN.

BIBLIOGRAFÍA.
VATICANO II
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL DEL S. PADRE JUAN PABLO II.
ECCLESIA IN AFRICA
REGLA DE VIDA
CHRISTIFIDELES LAICI
EXTRACTO DE SIC – CONGRESO INTERNACIONAL O.C.D.S. VOL 23, 1996, NUM. 5
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL DE SU SANTIDAD EL PAPA JUAN PABLO II
“VITA CONSECRATA” NUM. 102.

Reverendo Padre Camilo Maccise, OCD.
Reverendo Padre Flavio Caloi, OCD.
Reverendo Padre Aloysius Deeney, OCD

Hermanos y hermanas de la Orden Seglar del Carmen, pienso que sería presunción de mi parte querer dar una conferencia a los exégetas y expertos en materia de espiritualidad carmelitana.

Me permitiré, en la escuela de nuestra Teresita del Niño Jesús, compartir con Uds. con una confianza total algunas reflexiones e ideas expresadas en el seno de nuestra fraternidad de Mauricio sobre el tema "Los Carmelitas seglares como agentes de espiritualidad en tierra de misiones."

Entiendo por tierra de misiones todos los países del mundo puesto que todos estamos llamados a la Nueva Evangelización.

Sin embargo, antes de hacerlo, quisiera presentar brevemente la Isla de Mauricio independizada desde 1968 y ahora república.

Con una longitud de 65 km. de largo por 45 de ancho, la Isla Mauricio está situada a 855 kilómetros al este de Madagascar, o sea a más de 1800 de la costa africana. Con la isla de la Reunión, su vecina más cercana, forma el archipiélago de las Mascareignes.

Cuenta con una población de alrededor de 1,200,000 habitantes de los que 350,000 son católicos

Extraordinaria diversidad de la población: indios, criollos, franceses, chinos, e ingleses viven allí y se desenvuelven en una total libertad de expresiones religiosas: cristianismo, hinduismo, islamismo, budismo.

La Iglesia de Mauricio está actualmente en plena renovación. Nuestro Obispo, Moseñor Maurice Piat, en 1997 invitó a los cristianos a entrar en sínodo por tres años: una manera de celebrar el Jubileo de la encarnación de Cristo. El sínodo está actualmente en fase terminal.

OBRA DEL ESPÍRITU SANTO.

CARMELO DE MAURICIO.

La Isla de Mauricio, tierra de misiones por excelencia, vio el 24 de agosto de 1975 la fundación de un Carmelo. Actualmente 19 monjas carmelitas de claustro viven allí el absoluto de Dios y esto desde hace 25 años. Gracias a ellas, la fraternidad carmelitana, ahora autónoma, ha echado raíces.

ORDEN SEGLAR DEL CARMEN.

En el campo del Carmelo debía nacer el 25 de marzo de 1983, la Orden Seglar, es decir, la fraternidad carmelitana que agrupa a laicos que viven en pleno mundo los valores del Carmelo.

COMUNIDAD DE LOS PADRES CARMELITAS

Otra gracia concedida por el Señor fue la fundación de nuestros padres carmelitas en Mauricio. El padre Tiziano es su fundador. El fue antes misionero en Madagascar.

Los Padres Carmelitas se ocupan de una parroquia y están disponibles para el acompañamiento espiritual, predican retiros, acompañan también a las hermanas carmelitas de la Orden Seglar. Tienen el proyecto de construir una casa de retiro para la propagación de la espiritualidad carmelitana, de la que tanta gente tiene sed.

La misión de los padres carmelitas de Madagascar tiene ya sus frutos. Hay muchas vocaciones para el sacerdocio. Una veintena de sacerdotes de Madagascar embellecen a la Orden y unos cuarenta se preparan para el sacerdocio. Es un trabajo misionero intenso y generoso de nuestros padres carmelitas en Madagascar el que ha permitido su fundación en Mauricio. Un joven mauriciano prosigue en este momento igualmente sus estudios teológicos en Roma.

Los mauricianos aprecian enormemente la presencia de los Padres carmelitas. Comparten con gusto sus problemas y cuentan con ellos para aprender a orar en el silencio del retiro.

El testimonio de nuestros padres carmelitas invita a las gentes a unirse a ellos para la oración y la plegaria de las Horas dichas en la Iglesia. Hay ahí un medio de interpelar a los jóvenes en la vida religiosa.

Se puede concluir diciendo que la misión de nuestros padres carmelitas ha comenzado en Madagascar, prosigue en la isla Mauricio, y será oficial en la isla de la Reunión el 25 de agosto de este año. Una comunidad de padres carmelitas se instalará allí con la tarea de llevar la misma misión que la comenzada en las dos islas más arriba citadas. Demos gracias a Dios por su divina solicitud.

LA ORDEN SEGLAR DEL CARMEN EN MAURICIO.

Somos 16 miembros de diversos orígenes y culturas. Cada uno tiene una profesión: enfermera, funcionaria, maestra, mujeres de empresas o simplemente madres y padres de familia que tienen la pesada tarea de transmitir a sus hijos los valores morales de los que son depositarios y que tienden a desaparecer en nuestros días.

PRIMERA MISIÓN DEL CARMELO SEGLAR - VIDA COMUNITARIA EN FRATERNIDAD.

La primera misión es siempre en el seno de su propia fraternidad.

El Carmelo Seglar tiene como misión vivir plenamente su vida comunitaria en el seno de su fraternidad en un espíritu fraternal que crece día a día en la variedad de los temperamentos, culturas, etnias, diferencias de edades, de orígenes y sensibilidades. A través de este tejido humano y el fuerte de un deseo sincero de integrarse en el seno de su fraternidad vive una relación personal con cada miembro, basada en el respeto mutuo, el amor, la caridad, la confianza, la cortesía, la tolerancia, el perdón. Trabajo espiritual jamás terminado, pero el Espíritu Santo está siempre en la Obra en cada uno de los miembros de la Orden Seglar.

Así nace su aprendizaje misionero en el seno mismo de su fraternidad antes de insertarse en la masa humana para vivir su espiritualidad y ponerse en la escuela de Cristo, su Maestro y Señor como el servidor de los más pobres y de los más desprotegidos.

EL CARMELO SEGLAR, CONTEMPLATIVO, ORANTE EN EL CORAZÓN DEL MUNDO.

El Carmelo Seglar sobre el plano contemplativo desarrolla en el seno de su propia fraternidad el deseo de una vida cristiana más fecunda, basada en la oración, la búsqueda íntima de Dios, la práctica del silencio, la ascesis, la ofrenda a Dios de sus sufrimientos diarios (Extr. De SIC-Vol.29, 1996 No 5).

Atribuye un gran lugar en la vida a la Eucaristía, a la profundización y a la meditación de la palabra de Dios.

Ora y por consiguiente lleva a sus hermanos y hermanas en su oración. Para hacerlo, se sienta en la escuela de nuestros padres Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, los maestros incontestables de la experiencia de Dios y de la oración contemplativa. No duda en consagrar a la oración un lugar escogido en su vida. Esta relación personal en este de corazón a corazón con su Señor de quien se sabe amado, (vive el Señor ante cuya presencia estoy) le permite echar una mirada contemplativa a las realidades de los hombres y de las mujeres de hoy, no para juzgarlas, sino para invitarlas a descubrir los retos de nuestro tiempo y sembrar con él en profundidad la viña del Señor.

EL CARMELO SEGLAR, SU MISIÓN EN EL SENO DE LA IGLESIA.

"La Iglesia está hecha para extender el reino de Cristo a toda la tierra, para la gloria de Dios Padre; hace también participar a los hombres en la redención y en la salvación; para ellos ordena en verdad el mundo entero en Cristo" (Extr. Vat. II-N.2- Vocación de los laicos al Apostolado).

Cuando constatamos la extensión de la misión de la Iglesia, estamos obligados a preguntarnos.

¡Qué misión tan urgente para la Iglesia la de evangelizar y de santificar al Pueblo de Dios! Qué responsabilidad la de participar es conferida a cada uno de los miembros del Cuerpo Místico: sacerdote, religioso, religiosa, laico según su estado y su carisma, poniendo en común los dones recibidos del Espíritu Santo para la santificación de todos los hombres. En la Iglesia se habla más y más de compartir las responsabilidades.

El carmelita seglar es también consciente de esto. Vive en comunión con la Iglesia. Su unión con Cristo hace de él un participante en la función sacerdotal, profética y real de Cristo. Sabe que fortificado por el Espíritu Santo en la confirmación, tiene el deber de llevar en nombre de la Iglesia esta misión de evangelización y santificación del pueblo de Dios a la manera de un fermento. Va el encuentro de sus hermanos y hermanas a su lugar de trabajo, en su oficina, en su familia, en los hospitales, en las escuelas, los movimientos de juventud: guías, scouts y todas las asociaciones parroquiales y sociales.

Esta misión de evangelización y santificación se hará también más frecuente en medios profanos.

Tiene la pesada carga de representar el Carmelo en el seno de la masa humana. Tiene, entonces, la responsabilidad de ser un testigo verídico que no tiene miedo del testimonio de su pertenencia a Cristo.

Tiene el cuidado de aclarar a los hombres y a las mujeres quienes muy a menudo decepcionados de no haber encontrado la solidaridad necesaria en el seno de la Iglesia y saturados de un mundo donde reina más y más el consumismo a ultranza y el materialismo salvaje se dirigen hacia las sectas para encontrar una así-llamada "Verdad" que no es otra cosa que una engañifa. Es una triste realidad que constatamos un poco por doquier en el mundo. Tiene el cuidado de hacer retornar estas ovejas perdidas al redil. No hay tregua hasta que esta misión se cumpla.

El carmelita seglar vive su misión en el corazón del mundo, guarda en su memoria esta frase de "Sta. Teresa del Niño Jesús" que explica bien el papel misionero que ella ha desempeñado en el seno de la Iglesia:
"Tengo la vocación de ser apóstol. Quisiera recorrer la tierra, pero una misión no me bastaría, quisiera al mismo tiempo anunciar el evangelio en las cinco partes del mundo y hasta en las islas más remotas...".

Ella invita así a cada carmelita seglar a una vida misionera intensa.

El carmelita seglar para llevar a término su misión en el corazón del mundo, tendrá que enfrentar a menudo incomprensiones, guerras fratricidas, creencias populares que van en contra de los principios evangélicos. (Por ejemplo la propensión de los católicos a recurrir a la brujería y a los que dicen la buena ventura esperando milagros de la parte de éstos últimos cuando se enfrentan a las dificultades, a la enfermedad o a los reveses de la fortuna).

En ciertos países tendrá la dura experiencia de luchar contra regímenes políticos que promueven y toleran la corrupción. Su manera de vivir estas situaciones servirá de ejemplo a los hombres de buena voluntad. Confiere su misión a María, Reina del Carmelo, su modelo, para que ella le ayude a llevar toda esa miseria del mundo. María será su guía y sostén.

Habiendo superado con prudencia y paciencia las dificultades inevitables de su apostolado, crecerá en santidad según un testimonio verídico de la Espiritualidad del Carmelo en este mundo.

EL CARMELITA SEGLAR AL SERVICIO DE LA IGLESIA EN MAURICIO.

Nuestra fraternidad en la isla Mauricio por la diversidad étnica, cultural y profesional de sus miembros pone a la disposición de la Iglesia y de los hombres una gran riqueza que se caracteriza a través de diversos servicios:

0) La escucha en la parroquia.

0) La lectura de la palabra los domingos.

0) El servicio de la Eucaristía a los enfermos a domicilio.

0) El acompañamiento espiritual en las ciudades obreras.

0) La ayuda para los procesos administrativos, evitando los abusos. Por ejemplo: los usureros que abusan de la incapacidad de ciertas personas para llenar los formularios administrativos correctamente.

0) El acercamiento a las autoridades competentes cuando el caso lo requiera.

0) La regularización de situaciones matrimoniales.

0) El catecumenado.

0) La enseñanza de los valores humanos a los jóvenes en las escuelas confesionales y no confesionales.

0) La educación al amor.

Ejemplos: solicitudes de informaciones seguidas de explicaciones y de discusiones sobre temas como:

I. Las relaciones padres/hijos.
II. El aborto (La doctrina de la Iglesia en la materia). El respeto a la vida.
III. El divorcio.
IV. Los métodos anticonceptivos a través de la acción familiar
V. Muchos otros temas de actualidad para los jóvenes.

11) La catequesis en las escuelas primarias.

12) La acción católica de la Infancia (por niños, para niños). Se enseña a los niños a tomar iniciativas, por ejemplo, a hacer visitas a los niños pobres,

A visitar a los huérfanos,

A conocerse a través de juegos colectivos.

13) La participación en el proyecto de la Escuela Católica que quiere que el niño se inicie en las materias escolares y que tenga también la posibilidad de recibir la enseñanza de la Iglesia. El enseñante no-creyente puede ejercer su profesión en el seno de las escuelas católicas pero se compromete a respetar las horas inscritas en el programa para la catequesis y entonces libera a los alumnos para este efecto.

Una de las razones que interpela al Carmelita seglar y lo invita a sumergirse en las actividades sociales es la constatación hecha en Mauricio de un número creciente de personas desanimadas y depresivas. Son el reflejo de un desarrollo industrial muy rápido. Esta evolución ha creado una situación de desequilibrio con los ricos que son más y más, y los pobres que se hacen más pobres.

Las personas han perdido toda esperanza. Si no se les encuadra, sucumben al suicidio. Una encuesta lo ha puesto muy recientemente de relieve.

EL CARMELITA SEGLAR ABIERTO A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMÁTICA PARA LA EVANGELIZACIÓN DE SUS HERMANOS.

"El Verbo de Dios es, por su naturaleza, palabra, diálogo y comunicación. Vino a restaurar la comunicación entre Dios y los hombres entre ellos" (Extracto de Ecclesia in Africa)

El carmelita seglar aprende a adaptarse a los nuevos medios de comunicación y a un acercamiento abierto para captar sus aportes con discernimiento y un espíritu crítico. Es consciente de que los medios incitan a un consumismo a ultranza y comportan a menudo atentados a la dignidad del hombre, por ejemplo, los reclamos a fines publicitarios o, incluso pornográficos.

El carmelita seglar está pues invitado a formarse en este maravilloso útil que es la informática si tiene la posibilidad para servirse de ella para la evangelización de sus hermanos y hermanas. Puede también restaurar el diálogo en estos tiempos en que se habla de aldea global (globalización). Este medio de comunicación y muchos otros le permiten un intercambio junto con sus hermanos respecto a culturas y religiones.

EL CARMELITA SEGLAR EN EL SENO DE LA ORDEN DEL CARMEN DE LA QUE ES PARTE INTEGRANTE.

El carmelita seglar pertenece a la familia carmelitana a pesar de su estado de vida diferente. Es hijo e hija de la misma Orden. Los carmelitas seglares comunican fraternalmente los mismos bienes espirituales (Extraído de la Regla de Vida).

Recibe mucho de la Espiritualidad del Carmelo en la Lectio Divina, las conferencias de los padres carmelitas, los retiros anuales. Se nutre de la oración de los carmelitas y de las carmelitas y les aporta la suya hecha de toda la desgracia del mundo. Vive en simbiosis con toda la Orden.

Colabora con los carmelitas y las carmelitas en la confianza y el respeto de las "competencias" de cada uno. Ayuda a elaborar proyectos y toma iniciativas con el consentimiento de sus superiores para promover la espiritualidad carmelitana en el mundo, todo esto en la óptica principal del compromiso apostólico.

La intimidad vivida con el señor en la oración es siempre para él la fuente de gracias espirituales pero también de fuerza y ánimo para vivir su realidad de persona escogida y llamada a cumplir una tarea en el mundo de hoy.

Su espiritualidad vivida en el seno de la Orden le confiere una manera particular de vivir en testimonio de Cristo en las realidades humanas o donde él esté colocado”.


Este adagio se aplica bien al Carmelo Seglar, que debe ser el TESTIMONIO POR EXCELENCIA DEL CARMELO EN EL MUNDO.

EL CARMELITA SEGLAR-SU FORMACIÓN EN EL SENO DE LA ORDEN EN MAURICIO.

La presidenta y la maestra de formación elaboran y proponen una formación al padre asistente para el carmelita seglar.

Este programa abre las expectativas siguientes de la espiritualidad carmelitana.

1) Una iniciación a la oración en la libre elección y en función del carisma de cada aspirante.

2) Un compartir sobre la oración, las dificultades y los problemas encontrados durante el mes transcurrido.

3) Un estudio de la Regla de Vida con la participación y discusión sobre la fidelidad a los compromisos tomados: la fidelidad a la oración cotidiana, el oficio de las horas, la eucaristía cada día si es posible.

4) La familiarización con los escritos de los Santos del Carmelo. No hay Lectio Divina impuesta, sino que cada miembro según sus aspiraciones lee y comparte con la maestra de formación el aspecto particular escogido. Ello les hace aprovechar a los demás aspirantes en la formación.

Se entiende que la maestra de formación – ella misma está iniciada en la espiritualidad carmelita. Esto le permite transmitir los verdaderos valores en la más pura tradición del Carmelo y de sus enseñanzas.

Por otra parte está invitada a seguir cursos de formación impartidos en los institutos de fe cristiana. Por ejemplo:

I. El Instituto de teología y de ciencias humanas para las Islas Mauricio.
II. La formación sobre otras espiritualidades en el seno de la Iglesia si tiene el deseo y el tiempo.
III. Toda la formación propuesta por los exégetas a invitación del Obispo del país.

EL CARMELITA SEGLAR COLABORADOR DE LA IGLESIA DE MAURICIO PARA LA INTEGRACIÓN DE LOS MARGINADOS SEGÚN EL SÍNODO.

Las islas Mauricio ¡ay! como muchos de los países de Africa, sufre el fenómeno del analfabetismo. A pesar del hecho de que la educación primaria sea gratuita, cierta capa de la población llamada “criolla” no la aprovecha. Esto sucede porque los papás no están completamente convencidos de que los estudios les permitirá a sus hijos encontrar empleo en las funciones públicas o en el sector privado. Desgraciadamente, ciertas capas étnicas mayoritarias son privilegiadas con relación a otras y tienen más ocasiones de éxito.

La Iglesia trata de elevar su nivel para su desarrollo humano, social y profesional.

El carmelita seglar en Mauricio está a la escucha de toda esta desgracia. El se acerca a todo marginado donde se encuentre. Lo acepta, lo comprende, le ofrece generosamente su ayuda, le aporta un apoyo moral, técnico y financiero si tiene él mismo los medios y la capacidad. En el caso contrario, hace un llamado a las instancias creadas para este efecto.

El carmelita seglar da prueba de gran paciencia y de caridad para con el marginado. Lo invita a manejar su propio destino para llegar a ser hombre firme y responsable.

Jornada de escucha.

Una jornada de escucha ha sido organizada en el mes de diciembre de 1999 para permitir a toda persona con problemas de ser escuchado y ayudado gracias a la disponibilidad de los miembros de la Orden Seglar.

Sobre el plano espiritual.

El carmelita seglar se sirve de medios reconocidos por la Iglesia para evangelizar a sus hermanos y hermanas marginados. Por ejemplo: “El rosario meditado, la Biblia traducida a la lengua local (el criollo), para una mayor divulgación.

Le enseña al marginado a profundizar la Palabra de Dios y le pide transmitir sus valores a sus hermanos y hermanas.

EL CARMELITA SEGLAR AL ENCUENTRO DE OTRAS RELIGIONES.

Para retomar las palabras mismas de su Santidad el Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica, Postsinodal “VITA CONSECRATA”, n.102.

El diálogo inter-religioso.

“Por el hecho de que el diálogo inter-religioso forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, los institutos de vida consagrada no pueden dispensarse del compromiso igualmente en este campo, cada uno según su carisma y según las indicaciones de la Autoridad Eclesiástica”.

Mi humilde punto de vista es que el carmelita seglar, como todos los consagrados, tiene un papel importante que desempeñar en el diálogo inter-religioso. Esta misión es tanto más interesante para el carmelita seglar en Mauricio por el hecho mismo que se encuentra en una isla donde se codea con otras religiones: el Hinduismo, el Islamismo y el Budismo.

Su actitud hecha de apertura, de tolerancia, de respeto, su deseo sincero de encontrar al otro en sus creencias, sus costumbres, los ritos propios de su religión hace del carmelita seglar un testimonio verídico del espíritu de ecumenismo querido por la Iglesia católica.

El carmelita seglar con su hermano de diversa creencia que la suya, debe encontrar un campo de acción común para promover la dignidad el hombre, la búsqueda de medios comunes para consolar el sufrimiento físico allí donde se encuentre, para salvaguardarlo de la paz, para el reconocimiento de la dignidad de la mujer; que muy frecuentemente es considerada como un ciudadano de segundo orden.

Sin embargo sería de desear que el carmelita seglar sea él mismo formado antes de tomar tales iniciativas; que deben obligatoriamente obtener la aprobación de la Orden del Carmen transmitiendo a lo cotidiano en sus actividades religiosas las convicciones profundas de nuestra Iglesia. Sin embargo queda anclado en la suya.

LA ORDEN SEGLAR UN PROYECTO EN CONSTRUCCIÓN

La orden seglar en Mauricio tiene un proyecto para el futuro.

Este proyecto está en construcción en este mismo momento. Permitirá a los carmelitas seglares ser agentes de espiritualidad y de desarrollo, porque hay lazos profundos entre la evangelización y el desarrollo, promoción humana y liberación. Todo bautizado en Mauricio estará invitado a participar en él.

Este proyecto trabajará en la integración de los más pobres y los más desprotegidos en el seno de la Iglesia y de la sociedad.

La lengua criolla, la única que es comprendida por todos en Mauricio, será el medio para realizar esta misión.

Los 15 misterios del Rosario serán traducidos en criollo, ya que el Rosario es considerado como “la Biblia de los pobres” y “el Evangelio abreviado”.

Se pondrán a disposición de los carmelitas seglares algunos medios de difusión para una ayuda más eficaz a los pobres.

(I) Los audiovisuales
(II) Los figurines.
(III) Las películas.
(IV) Los cassettes (audio, video).
(V) El teatro.

El carmelita seglar se propone hacer visitas a las familias a fin de encontrarlas mejor y tomar conciencia de sus problemas para llevarles la ayuda necesaria.

El carmelita seglar formará voluntarios para el apostolado. Se comprometerá a ofrecerles una ayuda espiritual y a organizar con el sacerdote de la parroquia retiros, tardes de oración y diálogos.

En el plano práctico, se constituirá una caja de ahorros para los pobres que puedan obtener préstamos en las instituciones bancarias por falta de garantías a ofrecer.

CONCLUSIÓN.

Hermanos y hermanas de la Orden Seglar, les agradezco su escucha. En la escuela de los Santos del Carmelo, el carmelita seglar está llamado a testimoniar su vida de fe y de amor en nuestro mundo desgarrado.

Que podamos llegar a ello, poniendo en práctica la frase “clave” de Nuestro Padre S. Juan de la Cruz: “donde no hay amor, ponga amor y recogerá amor”.

Maire Claire Icery, O.C.D.S.